Estamos viviendo momentos difíciles para el fútbol y entre los que sí vivimos por y para este deporte tenemos que luchar por recuperar la credibilidad perdida.

Mucha gente de pantalón largo —no todos, pero sí son cada vez más— se presta a utilizar el fútbol como auténtico negocio, sin importarles el perjuicio tan grande que le hacen al deporte.

La Comisión de Fútbol de FIFA fue creada con el fin de sugerir acciones para mejorar el balompié.

El mensaje que nos dio Joseph Blatter —que nunca se me va a olvidar— fue que todos los que trabajamos para la FIFA debemos cuidar que no se dañe a este maravilloso deporte, porque es el que más afiliados tiene en el mundo.

El balón es el símbolo de este deporte y es tan bondadoso que nos da todo lo que necesitamos a quienes realmente le tratamos bien, lo cuidamos, protegemos y consentimos.

Por tal motivo no podemos ir en contra de nuestros propios intereses; tenemos que combatir y eliminar a aquellos que le están haciendo daño al fútbol con tanta corrupción.

Lamentablemente hay muchos ejemplos de manejos sucios en el fútbol. A mí me tocó vivir un capítulo, cuando recién dejé el Real Madrid y me vine a jugar con el América por un contrato de dos años, previo al Mundial de 1994.

En mi primera temporada estaba ilusionado con salir campeón. Íbamos por buen camino, hasta que jugamos la semifinal contra Monterrey. En la ida, los regios ganaron 1-0, y en la vuelta, en el Azteca, por primera vez en la historia del fútbol mexicano, fue contratado un árbitro costarricense (a quien ni siquiera vale la pena mencionar), que nos anuló tres goles en supuestos fuera de lugar, para mantener el empate a cero y mandar a La Pandilla a la final.

La historia es la siguiente: el entonces dueño del Monterrey también era propietario de Banca Confía, que se convertiría en el nuevo patrocinador de la Selección Nacional, una de las condiciones para que Miguel Mejía Barón dejara al equipo regio y se convirtiera en nuevo técnico del Tri (de hecho, ya lo era).

El árbitro tico fue tan sinvergüenza que aceptó que hubo un acuerdo para que ayudara al Monterrey a clasificar a la final.

Cuando terminó el partido, le dije: “Me voy a encargar que jamás en tu... vida puedas volver a México a pitar o hacer una sinvergüenzada como la que nos hiciste”.

Me dolió muchísimo, porque tenía muchas ganar de salir campeón con el América.

Y así como ese, ha habido muchos otros casos que han ensuciado al fútbol y con todo el enrarecimiento en el que vivimos por esta investigación que lleva a cabo el FBI, se están destapando muchas cloacas y se está ensuciando la credibilidad de este hermoso deporte.

Tiene que haber cambios bruscos en la estructura, en la presidencia y en las federaciones que componen a la Concacaf.

Ex futbolistas tenemos que ocupar puestos fundamentales para terminar con quienes solamente están explotándolo y recuperar credibilidad. La tecnología debe de entrar a fuerza. No hay que pedir permiso, hay que imponerla.

La imagen y la manera de cómo la Selección Nacional clasificó a la final de esta Copa de Oro está dando la vuelta al mundo.

Y la culpa no es ni de los jugadores ni de los entrenadores.

Los que están dañando al fútbol son los de pantalón largo, corrompiendo competiciones y arrastrando arbitrajes.

Y esto hay que denunciarlo.

¡Que te lo digo yo!

Twitter: @hugosanchez_9

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