En la cúpula del PRD tienen claro lo que está ocurriendo: Andrés Manuel López Obrador percibió que a la candidata de su partido, Delfina Gómez, no le alcanza para ganar por sí sola la gubernatura del Estado de México: el dirigente de Morena advirtió que la maestra “llegó a su techo máximo”, o se halla muy cerca de éste.

Y al mismo tiempo lo sacó de balance el inesperado crecimiento del mejor candidato de la contienda —y sin duda, uno de los más destacados que ha tenido la izquierda en un buen tiempo—, Juan Zepeda, del PRD.

Zepeda llegó prácticamente de la nada, como representante de un partido que en teoría solo iba a jugar un papel anecdótico en las elecciones. Un partido que López Obrador llevaba cinco años vaciando, y del que había prometido que solo iba a dejar el cascarón.

En poco tiempo, sin embargo, el ex alcalde de Nezahualcóyotl creció. No solo eso: fue una revelación. Se mostró sólido, articulado, con buenos resultados durante su gestión y, sobre todo, con experiencia y colmillo político.

Un candidato, sobre todo, al que no ha perseguido la sombra de la corrupción.

Mientras Delfina Gómez trata de dejar atrás asuntos como el del diezmo que cobró ilegalmente a los trabajadores del Ayuntamiento de Texcoco —y depositó en la cuenta de un familiar de su padrino político, Higinio Martínez—; mientras la panista Josefina Vázquez Mota no logra desprenderse del fantasma de los inexplicados mil millones de pesos que su fundación recibió del gobierno del presidente Peña Nieto; mientras a Alfredo del Mazo le ha estallado un escándalo de financiamiento ilegal que su campaña habría recibido, Zepeda se sigue moviendo como pez en el agua, cosecha simpatías rápidamente.

La última medición de EL UNIVERSAL revela que incluso habría superado a la panista Vázquez Mota, colocándose en tercer lugar en la contienda y echándose en la bolsa un apetitoso porcentaje en las intenciones de voto.

Este panorama —creen en el PRD— no estaba en los cálculos de López Obrador. Al tabasqueño no le quedó otro recurso que morderse la lengua.

El equipo de campaña de Zepeda había intentado, varias veces, acercarse a Morena. Los perredistas solo recibieron desprecio.

El propio Zepeda dice haber explorado la posibilidad de una alianza: solo encontró el consabido muro de soberbia por parte del líder de la izquierda.

“No queremos nada con esa pandilla de corruptos”, “nada más están pensando en el cargo, nada más están pensando en el poder, en el dinero, que se vayan al carajo”, repitió AMLO una y otra vez.

Hace unos días, sin embargo, el dirigente de Morena dio un giro al discurso que llevaba al menos cinco años pronunciando.

Llamó al PRD a sumarse a una alianza opositora de izquierda; le advirtió que “si no hay unidad ahora en el Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz, ya en 2018 pues vamos solos, Morena va a ir solo”, e incluso le pidió, en un tono francamente desconcertante, que se hiciera ya la alianza: “Los queremos y los necesitamos… Son bienvenidos, los queremos, los necesitamos, somos hermanos…”.

Juan Zepeda le reviró: “¿Neta quieren que saquemos al PRI, neta tienen la voluntad? Que declinen por mí, los números nos dan”.

La frase revela una postura que domina en el equipo de campaña de Zepeda y que también se ha afianzado en los cuadros dirigentes del PRD. Una postura que podría significar un duro revés a las aspiraciones de López Obrador de cara a las elecciones presidenciales de 2018.

Quienes alientan esa postura creen que bajar la cabeza ahora y adoptar la actitud de sumisión exigida por el líder de Morena —quien demanda, dicen, la declinación no solo de Zepeda, sino de todos los candidatos perredistas que participen en los comicios de Coahuila, Nayarit, Veracruz y el Estado de México— obligaría al partido a bajar la cabeza y adoptar una nueva actitud de sumisión en el proceso electoral de 2018.

Aunque algunas franjas del PRD exigen seguir los pasos de los militantes que han preferido apoyar el proyecto de AMLO, en los sectores dominantes del partido se apuesta por darle una lección de humildad al político tabasqueño: negarle la declinación y continuar impulsando la candidatura de Zepeda.

López Obrador volvería a perder, ahora en en el Edomex: nuevamente su soberbia lo llevaría a perder, y de ese modo, aseguran, podría tener un talante más “blando” a la hora de negociar el máximo sueño de su vida. La ruta para 2018.

@hdemauleon

demauleon@hotmail.com

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