Laura desapareció en Ciudad Nezahualcóyotl el 26 de noviembre de 2015. Sus padres la habían rescatado siete días antes de un hospital, al que ella había llegado con la nariz rota, un esguince en las cervicales y varios raspones en brazos y piernas.

La trasladaron a casa de unos familiares en Neza. Sin embargo, su marido, el mismo que le propinó la golpiza que la hizo llegar en aquel estado al hospital, no tardó mucho en localizarla.

Una noche, la madre de Laura se ausentó solo unos minutos. “No más de treinta”, dice. Al volver, encontró la puerta de la casa abierta. Su hija, de 19 años, ya no estaba.

“Había dinero en el mueble, todo estaba como yo lo había dejado”, recuerda.

Un año y dos meses más tarde, a pesar de haber interpuesto la denuncia respectiva, la familia ignora el destino de la muchacha. Solo sabe que el marido de ésta también desapareció. No hay nadie en la casa en la que ambos vivían.

La madre de Laura afirma que se halla hundida en una investigación que no avanza. Su temor es que el marido de la joven le había dicho que la mataría si lo abandonaba. Todos los días lleva ese miedo en la cabeza.

Es el miedo que arrastran las mujeres que viven en el Estado de México, donde se ha declarado alerta de género en varios municipios, y en el que, a pesar de todo, las muertes y los ataques son cada vez más violentos.

El Observatorio Ciudadano en Contra de la Violencia de Género, Desaparición y Feminicidio en el Estado de México (Mexfem) presentó ayer una investigación preliminar, basada en el seguimiento hemerográfico y el acceso a expedientes relacionados con casos de feminicido, violencia de género y desaparición.

Según los datos presentados por el Observatorio, en 2016 se registraron en la entidad 263 casos probables de feminicidio (probables puesto que aún no han sido calificados como tales por la autoridad, a pesar de las vejaciones o la violencia sexual y extrema que presentaron las víctimas).

25 de noviembre: en Cuautitlán Izcalli, vecinos reportan un olor fétido dentro de un domicilio. Un hombre identificado como Elías Cadena abre la puerta. En el jardín hay tierra removida. Cadena dice que hace unos días enterró a su mascota. Dentro de una bolsa de plástico azul, la policía encuentra en realidad a la pareja sentimental del sospechoso, reportada como desaparecida dos semanas antes.

Los casos caen a racimos. En los primeros siete días de enero de 2016, los cadáveres de tres mujeres fueron encontrados en Toluca, Cuautitlán Izcalli y Almoloya de Juárez. A la primera víctima la hallaron a un costado del Río Tejalpa; la segunda apareció en un canal de aguas negras de la colonia La Perla; la tercera fue encontrada, totalmente calcinada, a espaldas del fraccionamiento Bugambilias.

La sucesión de muertes continuó todo el año. En julio aparecieron el mismo día el cuerpo encostalado de una mujer en San Francisco Chimalpa y una joven desnuda en las canchas de futbol de la colonia Benito Juárez, en Naucalpan.

No cesa la violencia feminicida. Según Mexfem, en 2016 los municipios que presentaron el número más alto de casos fueron Ecatepec (39), Naucalpan (17), Toluca (16), Chimalhuacán (15), Chalco (13), Nezahualcóyotl (12) y Tultitlán (11).

Ixtapaluca, Nicolás Romero y Tlanepantla registraron nueve casos cada uno. En Cuautitlán Izcalli ocurrieron siete.

Todos esos municipios cuentan con Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres.

De acuerdo con la medición realizada por el Observatorio, en 56 de los 125 municipios que conforman la entidad se presentó algún suceso de violencia feminicida. Esto representa el 44.8 por ciento de los municipios mexiquenses.

Lo que quiere decir que nuevamente, en el Estado de México, las autoridades fallaron. Un feminicidio se cometió en la entidad cada diez días.

Y por cierto, otras 17 mujeres fueron asesinadas en tierras mexiquenses el primer mes de este año.

@hdemauleon

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