En la política oaxaqueña se asegura que Alejandro Murat es incapaz de precisar en qué región habitan cada una de las etnias que hay en el estado y que ignora los problemas específicos de una entidad compuesta por 570 municipios. A Tlacolula de Matamoros, Murat le ha llamado Tlaculalpan. Hace poco, en su círculo inmediato confundieron al músico Macedonio Alcalá con el compositor Álvaro Carrillo.

El hijo del ex gobernador José Murat (1998-2004), quien protagonizó un sexenio marcado por el escándalo y la corrupción, ha sido diputado federal, director del Sistema de Radio y Televisión Mexiquense y director del Instituto de la Función Registral en el Estado de México. Fue también coordinador de temas de vivienda en el equipo de transición de Enrique Peña Nieto, y a partir de 2012 se desempeñó como director general del Infonavit.

Renunció a ese cargo el pasado 30 de noviembre y anunció que iría a buscar la gubernatura de Oaxaca. Murat admitió en una entrevista que conocía “los déficits de la fama” de su padre y reveló que éste no jugaría papel alguno durante su campaña —de la que terminó borrando el apellido Murat, para promoverse en bardas y espectaculares únicamente como “Alejandro”.

Todavía en diciembre, las encuestas señalaban que el reconocimiento de Murat entre los electores era limitado. “El más conocido del PRI y preferido para ser candidato por ese partido es Eviel Pérez”, reveló una encuesta publicada en esos días por EL UNIVERSAL.

Eviel es considerado “el priísta más votado en la historia de Oaxaca”. Perdió en 2010 con Gabino Cué en la elección más participativa que ha habido en la entidad. Apadrinado por otro ex gobernador de no muy brillante prestigio, Ulises Ruiz, Eviel era el favorito para ganar las elecciones de este año: encabezaba todas las encuestas con amplio margen.

Contra todo pronóstico, en el centro del país se tomó la decisión, sin embargo, de que el candidato fuera Alejandro Murat. Y el encontronazo entre los grupos predominantes del priísmo oaxaqueño —el de Ruiz y el de Murat— no tardó en sobrevenir. Diversos personajes manifestaron su inconformidad ante la designación. El ex presidente municipal de Oaxaca José Antonio Hernández Fraguas declaró que no haría campaña a favor de Alejandro. Pronto se propaló la versión de que la candidatura llegaba impuesta desde Los Pinos por cuestiones de amistad personal, y como pago de favores por los valiosos servicios prestados por José Murat en la consecución del Pacto por México.

La Alianza con Rumbo y Estabilidad por Oaxaca, que integran PAN y PRD, afirma que el dinero comienza a bañar las regiones de Oaxaca, esas regiones que Alejandro Murat no conoce. Desde enero de este año, las encuestas muestran ya como favorito al hijo del ex gobernador.

La Gaceta de Gobierno del Estado de México refiere que el 26 de septiembre de 2012, por acuerdo del mandatario estatal, Eruviel Ávila, Alejandro Ismael Murat Hinojosa fue designado titular de la Notaría Pública 175, con residencia en Cuautitlán Izcalli.

Dos meses más tarde, Murat fue nombrado director del Infonavit.

No renunció a la notaría, sin embargo. Según la Gaceta del Estado de México (edición del 6 de febrero de 2016), el hoy candidato priísta a la gubernatura de Oaxaca solicitó licencia para separarse de la función notarial hasta el 21 de mayo de 2014: durante casi dos años, Murat ocupó oficialmente ambos cargos: notario público y director del Infonavit. ¿Estamos hablando de un claro conflicto de interés? ¿Y tal vez de una posible violación a la ley? (“Ningún servidor público podrá ocupar dos o más cargos directivos, ejecutivos ni administrativos…”).

El 30 de noviembre de 2015, ya decidido a convertirse en candidato, Murat solicitó una segunda licencia “para continuar separado del ejercicio de la función notarial, por el término de un año renunciable”. El acuerdo que le concedió dicha licencia fue firmado por Eruviel Ávila. El documento sostiene que la residencia del notario se halla en Cuautitlán Izcalli.

No, nunca ha trabajado en Oaxaca, y queda claro —puesto que fue notario y funcionario del Infonavit— que ni siquiera ha vivido en el estado el tiempo que la ley exige a quienes aspiran a gobernarlo (“Solo podrá ser gobernador constitucional de un estado un ciudadano mexicano por nacimiento y nativo de él, o con residencia efectiva no menor de cinco años inmediatamente anteriores al día de los comicios”).

Pero hoy es el puntero en las encuestas. Y según se desprende de lo anterior, continuador de un sistema para el que la ley es siempre letra muerta.

@hdemauleon

demauleon@hotmail.com

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