El reporte policiaco indicaba: “Se logró la detención de una banda criminal de niños”. Había caído la noche en el DF: policías que patrullaban Tlatelolco recibieron por la frecuencia de radio el aviso de un asalto a transeúnte.

En las inmediaciones del edificio Yucatán —Reforma y Manuel González—, los policías aseguraron a los asaltantes. Eran tres niños de 9, 11 y 13 años de edad.

La “banda criminal de niños” tenía en su poder la réplica de un arma de fuego, dos cuchillos —a los que el reporte calificó como “puntas”—, y los objetos que acababan de quitarle a un joven de alrededor de 20 años: 500 pesos y un iPhone 6.

Según la Secretaría de Seguridad Pública del DF, la banda estaba integrada por al menos diez menores, y horas antes había asaltado a un niño de 10 años.

Los detenidos fueron conducidos a la Fiscalía de Investigación para la Atención de Niños, Niñas y Adolescentes de la agencia 57; ahí se levantó una constancia de hechos y luego se les trasladó al DIF, “desde donde se les canalizó a diversas casas hogares para que pasaran la noche” (por su edad, no pueden ser sujetos a proceso penal).

Al día siguiente los padres y otros familiares bloqueaban Reforma con pancartas que decían: “Señor Procurador violaron los derechos de los niños”. “Salieron a jugar futbol a Tlatelolco y terminaron detenidos supuestamente por asaltar con navajas y una pistola de juguete a un adolescente seis años mayor que ellos”, explicó la madre de uno de los menores.

Así que el relato terminó con la entrega de los niños a los padres, y el compromiso de éstos de asistir a talleres, terapias y cursos “para mejorar la relación con sus hijos”.

La historia puede sonar delirante o ridícula. Apareció, sin embargo, a unos días de que el Inegi y la Secretaría de Gobernación presentaran una minuciosa encuesta, realizada en 97 mil 754 viviendas de 47 ciudades —la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia, Ecopred—, que enciende focos de alarma sobre la situación de niños, adolescentes y jóvenes mexicanos.

Esa encuesta revela que los jóvenes de entre 12 y 29 años están parados sobre un polvorín y los entornos delictivos no les resultan nada extraños. Entresaco dos datos preocupantes: de acuerdo con la Ecopred, 30.6 por ciento de los jóvenes manifestaron tener amigos involucrados en al menos un entorno delictivo: han realizado actos de vandalismo, han golpeado a alguien, han portado un arma, han robado, han pertenecido a una banda violenta, han sido arrestados o participado en grupos criminales.

De esos mismos jóvenes, 12.9 por ciento aceptó tener experiencia en entornos delictivos. Ellos mismos han portado un arma, han estado en una pandilla violenta, han cometido actos de vandalismo o han tenido problemas con la policía.

Los números son altísimos y revelan el nivel de penetración de estos años marcados por la criminalidad y la violencia. Según la Consulta Infantil y Juvenil 2012, en la que participaron más de dos millones de niños y adolescentes de entre seis y 15 años, 24.7 por ciento de los consultados admitió que en su colonia hay balaceras y muertos, y 48.7 por ciento confesó que en su barrio hay gente que roba.

El resultado nacional reveló que a medio millón de mexicanos menores de 15 años les han pedido ser parte de un grupo criminal.

En el sistema de información estadística de la PGR se lee que en sólo dos años, el número de menores detenidos por delitos federales pasó de mil 337 casos en 2009 a mil 658 en 2011.

La procuraduría capitalina ha señalado que de enero de 2014 a mayo de 2015 fueron remitidos al ministerio público 2 mil 573 menores de edad. El 70 por ciento de los detenidos por cometer delitos de alto impacto fueron remitidos por asalto a transeúnte.

La historia con la que comencé esta columna sorprende por la edad de los presuntos miembros de “la banda criminal de niños”. Sólo por eso. Porque en realidad, cada vez hay más menores que asaltan en la vía pública.

Un pendiente más para el GDF.

@hdemauleon

demauleon@hotmail.com

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