Días de tristeza, indignación, enojo, preocupación. Enrique Peña Nieto humilló y fue humillado.

No sólo invitó al hombre que ha basado su campaña rumbo a la presidencia de Estados Unidos en insultos y amenazas hacia México, también canceló la posibilidad (como ya es costumbre en esta administración) de que la prensa nacional realizara preguntas durante el mensaje conjunto. Sólo los periodistas extranjeros, coordinados por el propio Trump, pudieron expresar sus dudas.

Vimos a un Presidente timorato ante el indeseable huésped.

Ya que el republicano había partido rumbo a Arizona, Peña escribió en su cuenta de Twitter: “Al inicio de la conversación con Donald Trump dejé claro que México no pagará por el muro”. Conversación privada, claro está.

Trump reviró ayer a temprana hora: “Mexico will pay for the Wall!” (México va a pagar por el muro).

Cada quién decida si le cree a uno, a otro o a ninguno.

Lo terrible es que ¡Peña Nieto acepta que pueda existir el mentado muro! La locura ya invade a las dos partes. Trump llevó al Ejecutivo federal a su terreno e hizo con él lo que quiso. Imaginen que la discusión entre ellos, y la diferencia (si es que la hubo), se centró en quién va a poner los dólares o los pesos.

Peña, cual Vladimir Putin, le hizo el caldo gordo a Trump. Con la salvedad que el aspirante a la Casa Blanca (la verdadera) no ha apuntado su discurso de odio contra los rusos. Lo ha hecho, y de manera vil, contra mexicanos y, en general, latinoamericanos.

Sigue siendo un misterio, un hecho inexplicable, la razón por la que el representante de los ciudadanos le dio la llave del hogar de todos y todas al racista bulleador de la casa de junto. Lo recibió con aplausos, se hicieron amigos, lo dejó hacer lo que quiso para regresar campante, triunfador, con más fuerza y continuar escupiendo y golpeando.

Para cerrar con broche de oro la semana, anoche EPN tuvo su tertulia juvenil con motivo del 4to Informe de Gobierno.

En resumen, lo que Enrique Peña Nieto no dijo frente a frente a Donald y al mundo, lo comentó en su cuenta de Twitter. Lo que no explicó respondiendo preguntas de la prensa nacional, lo pretendió hacer en entrevista exclusiva. Lo que no expuso ante sus pares, los integrantes del Poder Legislativo, lo rebajó a evento a modo.

Trump se fue. Y probablemente va a perder, a pesar de la ayuda que le dieron en Los Pinos.

Enrique Peña se queda. Le faltan todavía más de dos años.

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