Al momento de escribir esta nota para ustedes, estimados lectores de El Gran Diario de México, solamente se han disputado los dos primeros partidos de la ida en cuartos de final de la Liguilla del balompié nacional, por lo que el análisis arbitral del Santos vs. Pachuca y Chivas vs. América, no está incluido (porque todavía no juegan).

El clásico del norte resultó un partidazo, lleno de emociones, digno de la ‘Gran Fiesta’ del futbol mexicano, en donde el héroe del encuentro terminó siendo el cancerbero rayado Jonathan Orozco, quien literalmente “bajó la cortina”.

Luis Enrique Santander fue el colegiado encargado de dirigir las acciones, con estupendo trabajo en general. Algunas cosas no fueron de mi agrado; un silbante de élite debe estar en todo. Javier Aquino le pintó la cara a Édgar Castillo mil veces, tanto así que sería bueno regalarle al ‘Gringo’ una fotografía del talentoso extremo derecho felino; digo, para que lo conozca. De modo que, cuando (Castillo) por fin cansado del baile, le propinó una buena patada, Santander se limitó a señalar la falta, sin mostrar el cartón preventivo para proteger al habilidoso.

También cuando agonizaba el encuentro le perdonó la segunda amarilla a Torres Nilo tras atizarle tremendo pisotón a Funes Mori, lo que le hubiera traído como consecuencia un partido de suspensión para el duelo de regreso.

En el otro frente, es decir en el Monarcas vs. León, mandaron a la guerra sin fusil al joven Fernando Hernández, a quien le quedó grande el partido. Baste mencionar que señaló un total de 43 faltas. Si bien es cierto que no influyó en el resultado, sí lo hizo en la conducción del mismo. Para muestra, basta un botón. Corría apenas el minuto 36 cuando Nacho González (de Monarcas) se barrió sobre el ‘Chispa’ Velarde (de León) en una acción que ameritaba la tarjeta roja, toda vez que casi lo fractura. Lo más grave fue que el imberbe nazareno ni se enteró; es más, ¡ni siquiera falta marcó! Quizá otro gallo hubiera cantado si deja a los locales con 10 hombres durante 55 minutos.

También Pellerano (de Monarcas) merecía irse a las regaderas al minuto 90, cuando agredió, mediante empellón por la espalda, a Burdisso (del León), dejando en una tibia amarilla lo que se antojaba para una roja. En fin, habrá que trabajar horas extras con este muchacho que tiene madera; pero padece una enfermedad, que... se cura con los años.

ebrizio@hotmail.com

*En la imagen En el Monterrey-Tigres, Luis E. Santander hizo buen trabajo

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