Desastroso era el panorama para el gobierno del presidente Peña Nieto el domingo tras la emboscada a la Policía Federal y los muertos en Nochixtlán, Oaxaca. O reforzaba las acciones de fuerza, o negociaba con los que no quería, los maestros de la CNTE, expulsados de los salones de Bucareli hace exactamente un año.

Se eligió la, en apariencia, menos mala de las alternativas. El miércoles, sin condiciones previas, treinta y tantos dirigentes de la CNTE se sentaron en el Palacio de Covián, con la frente en alto y la garganta en punto, con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el subsecretario Luis Miranda, quien en junio de 2015 anunció que no habría negociaciones hasta que los maestros regresaran a dar clases. Abadón el exterminador se debió transmutar en San Pedro llavero en mano.

Las escuelas están cerradas y los maestros les advirtieron a Osorio Chong y Miranda en la propia Secretaría de Gobernación que, o derogan la reforma educativa y liberan a los presos políticos, o se atengan a una insurrección que hace 45 días nadie pronosticaba y hoy sube los pies a la mesa con la altivez del que viene a cobrar afrentas y huele el miedo de los verdugos.

Osorio Chong (es decir, el presidente Peña Nieto) no tiene margen para cancelar los exámenes de evaluación o despenalizar las ausencias escolares de los maestros. El 60 y tantos por ciento de mexicanos que aún respalda la reforma educativa y confía en ella, no se lo perdonarían. Sería, además, el derrumbe de uno de los últimos orgullos vivos del peñanietismo, las reformas estructurales. La tumba de la frase: la reforma educativa no se negocia.

Y si por esas artes de la magia judicial mexicana, los líderes de la CNTE, Rubén Núñez y Francisco Villalobos en primer lugar, salieran libres pronto, la estampa de un gobierno represor que encarcela a los opositores y hace de la justicia una almohada, se imprimiría en la frente del peñanietismo.

Los líderes de la CNTE tampoco tienen margen para buscar un jugoso acuerdo económico y volver a sus comunidades con cara de no ha pasado nada. Si no tiran las evaluaciones, eliminan las sanciones a los faltistas y sacan a sus compañeros de la cárcel, pasarán a la historia como unos violentos payasos corruptos.

Ojalá me equivoque, pero después de la reunión del próximo lunes, y de dos o tres más, el conflicto se tensará a grados quizá no vistos. Porque, ¿de qué puede convencer Osorio Chong a las cabezas radicales de la CNTE? ¿De que la reforma es para bien de ellos? ¿De que le bajen o también se van con sus huesos al bote?

Y con el secretario de Educación, Aurelio Nuño, en la grada, ya no hay con quién compartir riesgos. Ni pérdidas. La faena o la cornada será entera para el matador Osorio Chong, todavía primera espada priísta rumbo a 2018.

MENOS DE 140. Si Corral hubiera ordenado no convocar, no habría habido protesta: César Duarte, sobre los hechos violentos del miércoles en Chihuahua.

gomezleyvaciro@gmail.com

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