¿Lo que está pidiendo es que lo dejen dormir?, vuelvo a preguntarle a Emma Coronel, la mujer del Chapo Guzmán. Ha concluido una detallada descripción de la visita que le hizo el sábado en el penal del Altiplano a su, formalmente, concubino. Y asegurado que lo vio “muchísimo peor” que la otra ocasión que pudo estar con él después de la captura del 8 de enero.

—Está muchísimo peor. Muy nervioso, ya no puede dormir. Me dijo que no lo dejan descansar, que se siente muy mal, que no sale a ningún lado, que no hace ninguna actividad, que todo el día lo están vigilando, que no quiere hacer nada, que lo único que pide es descansar.

—¿Lo único que está pidiendo es que lo dejen dormir?

—Nada más. No está pidiendo nada más y nosotros tampoco.

—Déjenme dormir.

—Exactamente —rubrica la joven mujer.

Los abogados del Chapo denunciaron hace dos semanas que los custodios del penal despertaban a su defendido cada dos horas. Las autoridades penitenciarias lo desmintieron, aclarando que no era cada dos, sino cada cuatro horas para comprobar que estuviera vivo. Se amparaban en el reglamento. Concretamente, en el artículo 18 de la Constitución. Pero ahí no hay referencia a las cuatro horas. El último párrafo marca, acaso, “que las autoridades podrán imponer medidas de vigilancia especiales a los internos”.

El reglamento de los Centros Federales de Readaptación Social tampoco explicita tal medida. Por el contrario, prohíbe los procedimientos que “menoscaben la dignidad de las personas” y ordena abstenerse de “realizar actos que violen los derechos humanos”.

Emma Coronel me dijo que al salir del penal del Altiplano el sábado fue a la CNDH a denunciar esta que consideran una grave violación. Tendrían que ganarla. Ni siquiera al Chapo se le puede desquiciar el sueño.

“Están atentando contra la vida de mi esposo”, concluye. “Si no es así, que expliquen que si lo que están haciendo no es jugar con su salud”.

—¿Jugar con su salud es no dejarlo
dormir?

—Precisamente. Lo que estamos pidiendo, que lo dejen dormir, no se me hace algo imposible de conceder.

No debería serlo. Por justicia elemental, por sentido de humanidad y decencia, tendría que concedérsele este derecho al Chapo Guzmán. He aquí otro caso en que, si se aplicara la ley, el gobierno tendría que dar inmediata marcha atrás.

Pero…

MENOS DE 140. Pese a la metralla mediática, los peritos de la PGR insisten: en el basurero de Cocula se pudo quemar a 2 mil personas. ¿Quién los escucha?

gomezleyvaciro@gmail.com

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