Se fue el Papa Francisco. Sus palabras en Chiapas el lunes, Morelia el martes y Juárez el miércoles, me llevan a reafirmar lo que esbocé aquí el lunes tras escucharlo sábado y domingo en la capital: ni de lejos el discurso del Pontífice fue un flagelo que maltratara al gobierno del presidente Peña Nieto.

Las palabras explosivas estuvieron ausentes. El Papa metafórico se limitó a predicar el amor, la esperanza y la alegría. Francisco no venía a regañar. Su mensaje crítico terminó siendo inofensivo.

Se lo digo así al obispo Eugenio Lira, secretario del Episcopado mexicano y coordinador de la visita.

—El papel del Papa no es ponerle nombre a las cosas, sino hacer una reflexión sobre los grandes temas para que cada uno haga un examen de conciencia y vea qué le corresponde hacer para poder mejorar —explica—. Su papel es ayudarnos a reflexionar para alcanzar ese México que todos anhelamos.

De acuerdo con una encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica levantada el miércoles, sólo 4% de los entrevistados piensan que el Papa habló mal de México, contra 64% que consideran su visita como beneficiosa para el país.

Pero esa percepción ciudadana, y la del obispo Lira, están totalmente erradas para Andrés Manuel López Obrador. Según el puntero de las encuestas presidenciales rumbo al 2018, “el Papa habló de frente a todos los mafiosos en Palacio Nacional”, y les dijo que cuando se beneficia nada más a una minoría, se producen pobreza y violencia. Puntualizó el tabasqueño: “Y ahí estaban todos, inmutables, como que no les hablaba nadie, pero se los recetó a todos, a todos”.

A todos, menos a mí, deducirá López Obrador. Desde esa posición de outsider, remata: “Nunca en la historia de México, un dirigente espiritual, social, político extranjero había hablado con tanta claridad sobre la corrupción, la sin justicia y el por qué de la violencia, como lo hizo el Papa Francisco”.

El problema, según él, radica en que el durísimo mensaje tuvo mínima difusión porque ¡la mafia lo silenció en los medios! Hubo televisión y radio en vivo en cada mensaje, ¡pero la mafia lo evaporó!

Eso dice López Obrador. Quiero pensar que “contra argumenta” para llamar la atención y abonar a su causa. Que está en lo suyo, presentándose como el único al que ni el dedo papal podría señalar.

Aunque pienso también que estas palabras del líder de Morena poseen la euforia de condena, el ridículo acento de superioridad moral que lo acabó destruyendo en 2006. Carecen de precisión y serenidad. Huelen a chachalaca.

MENOS DE 140. Carlos Joaquín se liga con Rafael Moreno Valle, no con el PAN. La “batalla de Puebla” será también la de Quintana Roo (y Veracruz).

gomezleyvaciro@gmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses