¿Quién lo mandó a la goma, quién lo mandó así a home?, pregunté el 3 de diciembre, tras la renuncia de Alejandro Murat a la dirección del Infonavit para buscar la candidatura del PRI al gobierno de Oaxaca. No había encuesta que lo pusiera adelante del senador Eviel Pérez.

Murat aparecía incluso atrás de Samuel Gurrión. Sus negativos, herencia del apellido, eran los más altos entre los priístas oaxaqueños. ¿Qué señal había visto en el coach de tercera base para lanzarse a home cuando el catcher lo estaba aguardando con la pelota en el guante y una risa burlona?

“Nadie me mandó a home”, me respondió Murat. “Lo decidí con mi mente y mi corazón”. Y se puso a hacer política de tiempo completo. La lista de aspirantes a principio de año era de cinco. Disipada la eventualidad de que Gurrión interesara a Morena, se redujo a cuatro. La ex subprocuradora, Mariana Benítez, animó la fiesta, pero no creció al punto de ser una contendiente real. De los tres que quedaban, dos representaban a los cacareados bandos antagónicos: Eviel, al del ex gobernador Ulises Ruiz; Murat, ni más ni menos que al de los Murat.

El presidente del partido, Manlio Fabio Beltrones, exploró la posibilidad del empresario Gerardo Gutiérrez Candiani. Y es que ni a él ni al presidente Peña Nieto los entusiasmaba el regreso de Ulises, vía Eviel, quien no supo construirse un perfil desde que perdió la elección de 2010 ante el aliancista Gabino Cué. Por eso al final los nombres sobre la mesa eran Murat y Gutiérrez Candiani. Los Pinos insistió que Murat era la carta ganadora y Beltrones no tuvo las fichas para empujar al empresario, a quien agradeció su participación con un amable fraseo sobre las aportaciones que hizo a la modernización de Oaxaca.

¿Es Murat el personaje apropiado para que el PRI recupere la simbólica Oaxaca? De golpe, la respuesta sería no, pues será difícil que venza a la alianza PRD-PAN sin el trabajo de los ulisistas, y va a ser difícil que los ulisistas encuentren incentivos para trabajar por un Murat.

Quizá el joven Murat tenga el talento para pintar la raya con su padre y forjar un nuevo pacto. Quienes lo conocen aseguran que puede lograrlo, porque es dedicado, inteligente y es mucho más un amable y caballeroso Hinojosa (por la madre), que una secuela del rijoso ex gobernador José Murat.

Creo que nadie creyó el párrafo del comunicado del PRI del viernes para marcar que “por decisión unánime de los sectores y organizaciones”, el candidato será Murat. Y creo que pocos piensan hoy que Murat ganará el 5 de junio. “No sé si haya éxito”, me dijo ayer, incierto, un bragado operador electoral del tricolor.

Parte de esa victoria se jugará de aquí al día 25, cuando la convención de delegados lo designe candidato. Ahí se verá si Murat es sólo el hijo de Pepe o, como dicen sus apoyadores, el líder de la generación priísta post-Peña Nieto.

MENOS DE 140. Las maneras, el modito, eliminaron a Carlos Joaquín como posible candidato del PRI en Quintana Roo.

gomezleyvaciro@gmail.com

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