Ayer que se vieron en Washington, el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, recibió con tres agradecimientos al procurador General de la República, Raúl Cervantes:

Por la extradición de Joaquín El Chapo Guzmán, por aprehender a quien disparó contra un funcionario estadounidense en Jalisco, pero sobre todo, por haber encontrado la camisola con la que el superestrella del futbol americano, Tom Brady, jugó el Súper Tazón 51.

El 5 de febrero de este año, los Patriotas de Nueva Inglaterra, liderados por su mariscal de campo Brady, ganaron ese Superbowl. Esa misma noche, Brady divulgó que le habían robado el jersey con el que jugó el partido.

El FBI revisó los videos de la cancha, de los vestidores, de los túneles, de todas las áreas por las que había podido pasar la mentada camisola número 12, y dedujo una lista con un puñado de sospechosos. Uno de ellos estaba acreditado como periodista y fue descubierto merodeando extrañamente por la zona de vestidores: era el director del periódico mexicano La Prensa, Mauricio Ortega.

Según fuentes muy confiables, el FBI se puso en contacto con la PGR para pedirle ayuda. A finales de febrero, la PGR inició una discreta operación de seguimiento al individuo. Con el paso de los días, en redes sociales, detectó que Martín Mauricio Ortega Camberos estaba buscando contactar a coleccionistas en México y Estados Unidos.

Todo cuadraba: uno de los sospechosos se volvía el más sospechoso de todos.

Al arranque de marzo, las comunicaciones oficiales sobre este asunto se mantuvieron al más alto nivel entre los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Donald Trump.

Interesante que el gabinete mexicano, pero también el estadounidense, trataron de que este asunto no se convirtiera en otro golpe de imagen contra nuestro país, que no interfiriera en la agenda bilateral. En México además cuidaban la relación con la NFL, que por segundo año consecutivo organizará un partido en el Estadio Azteca.

El 12 de marzo fue el golpe. Y también la sorpresa. Con autorización del juez de distrito mexiquense Jorge Antonio Salcedo Garduño, la PGR realizó un cateo en la casa de Mauricio Ortega y encontró el jersey robado este año. Lo que no esperaban la PGR ni el FBI es que el sospechoso tuviera en su poder también una camisola del Súper Tazón de hace dos años (que no se había reportado como robada) y en la casa de su hija, un casco de Von Miller, número 58 de los Broncos de Denver, usado en el Superbowl 50 el año pasado.

La PGR notificó en tiempo real al gobierno de Estados Unidos. Ortega perdió su visa. En la policía de Houston (ahí fue el Superbowl) hay denuncia por el robo, pero los fiscales de Texas aún no han presentado cargos contra esta persona. Según mis fuentes, el ahora ex director de La Prensa aceptó su responsabilidad en los tres robos, en tres súper tazones consecutivos, y está en libertad.

El condenable comportamiento de Ortega Camberos es excusa para atacar a México. La recuperación del jersey es un argumento para apostar por la buena relación bilateral.

Cuando Sessions agradeció a Cervantes ayer, cuentan algunos testigos, el mexicano le recordó que la cooperación en seguridad está atada a la negociación comercial.

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