“Fue detenido el exgobernador de Veracruz”, circuló por la mañana de ayer domingo. Un suspiro de asombro… pero no. No era Javier Duarte. La Fiscalía del gobierno de Veracruz, que encabeza el panista Miguel Ángel Yunes, había aprehendido al ex mandatario priísta Flavino Ríos, acusado de facilitar la fuga de Javier Duarte.

Pero, ¿y Duarte? La noticia de su captura es la que se espera. En el gobierno federal hay prisa por encontrarlo y detenerlo. Y quieren que suceda en menos de 100 días.

Saben los estrategas políticos de Enrique Peña Nieto que durante las campañas con miras a las elecciones del primer domingo de junio de este año, el tema de la corrupción va a ser muy mencionado y la mancha de Duarte impactará duramente al PRI.

Saben también que la administración federal falló al no detenerlo antes de que se fugara y que eso ha generado una percepción generalizada entre la población de que “lo dejaron ir porque sabe mucho”.

Indudablemente, la desprestigiada figura de Javier Duarte influirá no sólo en las elecciones para 212 presidentes municipales de su estado, Veracruz, sino también en las de gubernaturas del Estado de México, Nayarit y Coahuila. Su aprehensión daría argumentos de defensa a los candidatos del partido tricolor que podrían intentar convencer al electorado de que en el PRI-gobierno federal hay autocrítica, que las “manzanas podridas” terminan en la cárcel y que nadie dejó ir o encubre a nadie. No es una explicación que vaya a conquistar en automático, pero por lo menos ofrece a los tricolores una narrativa para buscar desactivar los misiles de sus opositores.

Así que para el gobierno federal la prioridad es que Duarte aparezca vivo y se le arreste en menos de cien días. Antes del 4 de junio. No está sencillo.

Después de que le incautaron sus pasaportes falsos y cortaron el flujo de dinero que recibía a través de un mensajero que le era leal, no se ha sabido mucho de Javier Duarte. Dentro del gobierno federal hay quien piensa que está escondido en México, otros aseguran que en Centroamérica, hay quien sostiene que en Europa. Les han llegado pistas por distintos lados.

Hace algunas semanas se sospechó que estaba en Costa Rica. Las autoridades de ese país cooperaron con las mexicanas para establecer vigilancia en torno a una zona primero, en torno a una casa después, pero, según mis fuentes, esas labores de inteligencia no arrojaron los resultados que se esperaban.

Según mis fuentes, la estrategia ha sido irle cerrando el círculo de contactos políticos, profesionales y, más recientemente, familiares. Se ha sospechado desde un inicio que huyó con su esposa, Karime Macías, pero no con sus hijos. Ahí hay una clara vulnerabilidad. La otra es que embarró a muchos familiares en sus tropelías, que quizá estén dispuestos a delatarlo con tal de salvarse.

Están buscando a Duarte los mismos que lograron recapturar a Joaquín El Chapo Guzmán después de que se fugó del penal del Altiplano en 2015: las élites del Cisen y la Marina. Constituyen una dupla probada.

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