Este lunes arrancaron las campañas por las gubernaturas del Estado de México, Coahuila y Nayarit. Escuchar todas las promesas que hacen los candidatos en su apertura de campaña resulta penoso tomando en cuenta que el país está tan necesitado de buenos gobernantes y tan sobrado de los cleptócratas. Esta lluvia de intenciones expone el cinismo de comprobar que, en campaña, prometer simplemente no empobrece.

En el Estado de México, Alfredo del Mazo (PRI) prometió un sueldo rosa para reconocer el trabajo de las mujeres amas de casa. Josefina Vázquez Mota (PAN) prometió un programa de capacitación para policías. Juan Zepeda prometió que va a devolver la seguridad a los mexiquenses. Delfina Gómez dijo que acabará con los feminicidios.

En Coahuila, Miguel Ángel Riquelme (PRI) dijo que si gana va a buscar eliminar el fuero para los servidores públicos; Guillermo Anaya (PAN) se comprometió a resolver en sus primeros 100 días el desabasto de medicinas y Armando Guadiana Tijerina (Morena) prometió que en su gobierno habrá cero tolerancia para con los corruptos.

En Nayarit ya sabemos de antemano que el independiente, Hilario Ramírez Layín, va a robar si gana. Dice que poquito. Ya veremos. Miguel Ángel Navarro de Morena promete que no usará escoltas. Gran promesa para una ciudadanía que ni siquiera esa opción tiene. El candidato de la alianza “Juntos por ti”, Antonio Echevarría, se fue por la grande y dijo que si gana va a resolver los problemas de educación, salud y servicios públicos. Y el candidato del PRI, Manuel Cota, simplemente se comprometió a no comprometerse en pagar las culpas de las acciones de sus antecesores, obviamente pensando que entre él y el ex fiscal Édgar Veytia no hay nada en común.

Qué bueno que estén tan al pendiente todos estos candidatos de lo que a sus electores les preocupa. Lo que llama la atención es la facilidad que tienen en campaña para prometer y luego la que demuestran para olvidar una vez que son electos.

Y es que prometer no empobrece. No cuesta. Nadie les pide que rindan cuentas una vez que han sido electos y se olvidan de cumplir con sus compromisos.

Bien dijo en un coloquio organizado por esta casa editorial en el año 2007 el recién y lamentablemente fallecido Giovanni Sartori: “Las promesas son promesas; puedo prometer enviarles flores y estoy seguro que no lo haré”, refiriéndose justamente a todo lo que los políticos dicen que van a hacer sabiendo de antemano que una vez en el poder pueden no cumplir con la mano en la cintura.

APOSTILLA: ¿Por qué una mujer decente está en un bar a las 3 am y se sube a un auto con otro hombre que no es su novio? Es la pregunta que me envió el tuitero, @robertm8, a propósito de Karla Saldaña, una de las cuatro personas que murió hace exactamente una semana en el BMW que, manejado por Carlos Salomón a casi 200 kms por hora, chocó contra un poste en Reforma. Cuando recibí el tuit mi primer impulso fue responder: porque quiso. Preferí no responder.

Fe de erratas: en mi columna del 10 de marzo hice referencia a una encuesta de Parametría publicada en El Financiero sobre cómo estaban las preferencias electorales en el Estado de México. La encuesta sí es de El Financiero, pero no de Parametría, quien ya dejó de ser la encuestadora de ese diario. La encuesta es de Alejandro Moreno, quien colocaba en ese momento a Alfredo del Mazo (PRI) con 28% de las preferencias; Josefina Vázquez Mota (PAN) con 26% y Delfina Gómez (Morena) con 22%. Una disculpa a los lectores.

@AnaPOrdorica

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