¿Recuerdan eso de enviar tropas estadounidenses a México para atrapar a los bad hombres? ¿Esa, la llamada de las mil lecturas, la que discutíamos en este espacio el lunes pasado? No fue amenaza ni broma. Fue amable ofrecimiento de ayuda. Así lo aclaró Donald Trump el domingo en una entrevista ofrecida a la cadena conservadora Fox News. Según su decir, habló sobre el tema con el presidente Enrique Peña Nieto (“un muy buen hombre y tenemos una buena relación”) y le dijo clarito, clarito que “tenemos que hacer algo sobre los cárteles”.

Esto, de acuerdo con la versión del Agente Naranja, provocó asentimiento en la parte mexicana. Así relató la interacción: “Tenemos que evitar que las drogas entren a nuestro país. Y si él no puede manejarlo —tal vez puede y tal vez no puede o tal vez necesite ayuda— él parecía muy dispuesto a obtener ayuda de nosotros, porque él tiene un problema y es un verdadero problema para nosotros. Los cárteles están operando en nuestro país y envenenando a la juventud de nuestro país”.

Y luego, para reiterar que todo esto es en buena onda, Trump dijo respetar a Peña Nieto y su administración, pero recordando siempre que “tienen problemas controlando algunos aspectos de su país, no hay duda sobre ello, y yo diría que las drogas y los cárteles de la droga son lo primero”.

Entonces, para recapitular, Trump considera que:

1. No hay un problema de demanda de drogas en Estados Unidos. Si hay consumo de aquel lado de la frontera, es porque unos perversos mexicanos decidieron “envenenar” a la inocente juventud estadounidense.

2. No hay tampoco oferta interna de drogas ¿Y los opiáceos legales? ¿Y el Oxycontin, el Vicodin o el Percocet, recetados todos con singular alegría por médicos estadounidenses? Ni quien se fije.

3. Los “aspectos” no controlados se ubican exclusivamente de nuestro lado de la frontera ¿El tráfico de armas? ¿El trasiego de dinero en efectivo? Fruslerías.

4. El tráfico de drogas al interior de Estados Unidos es controlado por unas organizaciones mexicanas criminales con sofisticación intergaláctica ¿Y las múltiples bandas y pandillas estadounidenses dedicadas a la distribución al mayoreo y la venta del menudeo? Meros peones de los aterradores mexicanos.

5. Los jugadores centrales del tráfico de droga son los “cárteles”, a la manera de Pablo Escobar ¿Y la fragmentación acelerada de la última década? ¿Y la implosión de la mayoría de esos “cárteles”? ¿Y la captura o abatimiento de buena parte de sus líderes? Detalles, detalles.

6. El problema se resuelve con fuerza militar, estadounidense de preferencia.

Dicho de otro modo, pónganse sus sacos blancos con hombreras y desempolven sus LPs de Michael Jackson, porque estamos de vuelta en los ochenta. En la era clásica de la guerra contra las drogas. En el momento de Miami Vice y Scarface. Una descripción del problema como la ofrecida por Donald Trump bien hubiese podido salir (con mejor sintaxis, eso sí) de los labios de Ronald Reagan o George Bush padre.

La “ayuda” que supuestamente ofrece Trump no es ayuda: es guerra. No hay, como en las versiones más elaboradas de la Iniciativa Mérida, un reconocimiento de la corresponsabilidad de los dos países en el problema de la delincuencia organizada trasnacional. No hay o no parece haber un componente de construcción institucional ni, mucho menos, un esfuerzo por atender las causas sociales del fenómeno. La oferta de Trump es, al parecer, bala para los narcos en México y punto.

Si eso es ayuda, prefiero la amenaza abierta. Al menos es sincera.

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