Texto: José Antonio Sandoval Escámez
Fotos actuales: Xochit Salazar
Diseño web: Miguel Ángel Garnica

Sin embargo, para el Primer Superintendente Raúl Esquivel, mejor conocido como Jefe Vulcano, este evento fue un parteaguas en su carrera como bombero. Ese día, como Jefe Operativo, tuvo que ir a revisar las condiciones en las que se encontraba el edificio. “En una de las puertas vi a los elementos trabajando inquietos, ese nerviosismo no es correcto en la gente que está trabajando; no están comprometidos con lo que están haciendo. Por lo que agarré la línea y les pedí que se fueran hacia atrás”, relata el hombre de 70 años de edad. Con sólo recargarse en el muro supo lo que se avecinaba; miró la alberca encendida en la que se habían convertido la cera de las velas con el fuego y al sentir en su rostro que un poco de tierra le caía del techo lo confirmó: el inmueble iba a colapsar. El Jefe Vulcano apenas tuvo cuatro segundos para replegar a sus elementos, pues ese tiempo fue en el que el techo se vino abajo.

Los escombros cayeron sobre la cera líquida, la cual al recibir la tierra brincó hacia el interior de las botas de varios bomberos, provocándoles quemaduras serias. Esta situación sirvió para que se les cambiara el uniforme que emplean para atender emergencias. Las botas fueron reemplazadas por pantaloneras (vestimenta en la que se unen en una sola el pantalón y la bota) para evitar quemaduras graves y posibles muertes.

“Han pasado décadas desde la última muerte de un compañero, desde ese accidente sólo han ocurrido quemaduras de primer y segundo grado”, comenta el Jefe Vulcano en entrevista con EL UNIVERSAL desde su oficina en la Central de Bomberos ubicada en avenida Fray Servando Teresa de Mier en la colonia Merced Balbuena.

Una lucha contra el infierno
Una lucha contra el infierno

En la actualidad un equipo de protección personal contra incendios para un bombero consta de chaquetón, pantalón, botas, guantes protectores, “monja” (malla que se coloca debajo del casco; una especie de pasamontañas) y casco, todos especiales para soportar grandes temperaturas. Todo el equipo llega a pesar entre 15 y 16 kilogramos, sin contar con el conjunto para respirar en lugares donde el humo es muy denso, el cual llega a pesar 13 kilos. Así, un bombero puede llegar a cargar casi 30 kilogramos; además de las mangueras y otros equipos contra incendios o de rescate.

Por eso, de acuerdo con el Jefe Vulcano, para ser bombero no sólo se trata de fuerza física o estatura, “hay que tener vocación de servicio hacia la ciudadanía; pues antes ellos es a quienes se debe responder ante cualquier emergencia”.

Una lucha contra el infierno
Una lucha contra el infierno

El Jefe Vulcano entró al cuerpo de bomberos en agosto de 1968. Todo ocurrió en un día cualquiera que cambió su vida para siempre. Enfrente de la Central había una refaccionaría a la que él había ido a comprar, tenía apenas 22 años, y quedó maravillado cuando vio los camiones rojos de los bomberos. De inmediato preguntó qué era lo que se necesitaba para entrar. “Sólo haber acabado la primaria”, le dijeron. Así un miércoles llevó sus papeles y a la semana siguiente ya formaba parte del cuerpo de bomberos. En su primer día le entregaron cuatro maletas donde venía su uniforme. Recuerda que tenía que marcarlo: lo zurció con listón rojo.

Tuvo un mes de capacitación antes de pasar al área operativa; en la actualidad se necesitan al menos seis meses de entrenamiento en la academia, donde son designados para las áreas administrativas u operativas, y se mantiene una capacitación constante de los elementos que conforman los tragahumos. Cuando salió a operación; es decir, a atender llamados de emergencia, primero le tocaron situaciones poco graves como un gato en un árbol, después fue enviado a siniestros de mayor peligro. Su primer incendio fue en una vulcanizadora en Zaragoza; ese día se sintió más seguro que nunca.

Un oficio noble y admirable

Son las 10 de la mañana y en el patio de la Central de Bomberos varios elementos entrenan. El Jefe Vulcano dice que en ese tiempo es cuando no hay tantos llamados de emergencia, aunque para eso no hay regla. Todos los tragahumos, incluidas las mujeres (aunque sólo son 3), realizan ejercicios como cargar la manguera, enrollarla, desenrollarla, acomodar y sacar la escalera del camión, o en prácticas más avanzadas utilizan el simulador: un par de contenedores en los que aparece una humareda densa a la que tienen que entrar a oscuras, cargando sus equipos de oxígeno, con la finalidad de que conozcan y se habitúen a los posible escenarios, incluidos en los que no tendrán luz o donde tendrán que sortear una lucha como si estuvieran en el infierno.

En un recorrido que realizó EL UNIVERSAL en las instalaciones de la Central de Bomberos de la Ciudad de México, el Jefe Vulcano permitió que se hiciera una demostración en una escalera articulada que puede alcanzar 43 metros de altura, y por lo que es catalogada como la más alta del mundo. En compañía de elementos del cuerpo de bomberos, subimos a una altura de 40 metros que, además de mostrar una vista espectacular, nos dio una idea del valor que tienen estos hombres y mujeres para realizar su trabajo: los riesgos a los que se exponen por salvar o proteger a la ciudadanía, en los que pueden resultar heridos o incluso perder la vida.

“Por eso el sueldo es de 15 mil pesos al mes cuando está en entrenamiento, al avanzar a tareas operativas como salir a incendios más masivos puede ser superior”, dice el Jefe Vulcano. Los turnos son de 48 por 48 horas.

Así, al observar las llamativas unidades de un color rojo intenso irremediablemente vienen a la mente los comentarios de los niños que juegan a ser bomberos, o que aspiran a serlo: la ilusión de ponerse el uniforme, subirse a un gran camión rojo y acudir al incendio o explosión, o la dirección donde se ubica el árbol caído o las personas que requieren auxilio.

Una lucha contra el infierno
Una lucha contra el infierno

Raúl Esquivel, quien quizá es llamado Jefe Vulcano en alusión al Dios del Fuego y los Volcanes, lleva 48 años en el Heroico Cuerpo de Bomberos y dice que el incendio más fuerte que le ha tocado vivir fue justo el de la colonia Atlampa porque llegó a sufrir quemaduras. Sin embargo, este hombre ha sido testigo de siniestros que estrujan el corazón. Tal es el caso del incendio del Hospital Materno Infantil en Cuajimalpa en enero de 2015. Su estación fue requerida, se prepararon en un minuto, como es la regla, y salieron, pero por la distancia fueron los últimos en llegar. El Jefe Vulcano se mantiene un momento en silencio, su mirada y su expresión dice todo lo que no puede narrar; las noticias y la prensa de esa fecha lo resumen aún mejor, y después habla: se siente orgulloso de su trabajo; por eso le gustan las visitas guiadas que dan a diversas escuelas y disfruta enseñar a los demás bomberos, transmitirle su experiencia.

La conformación de los bomberos

De acuerdo con el sitio web del Heroico Cuerpo de Bomberos, los primeros antecedentes históricos que existen sobre una agrupación destinada a combatir incendios se remontan a la época colonial, cuando los españoles conformaron a un grupo de indígenas con el propósito de sofocar siniestros en el antiguo Parián, el famoso mercado.

Sin embargo, el Cuerpo de Bomberos se funda el 20 de diciembre de 1887 bajo el mando del ingeniero Leonardo del Frago, justo por él la Estación Central lleva su nombre. Así, por el incremento de la incidencia de servicios y el crecimiento de la misma urbe, y para reducir el tiempo de respuesta, este Cuerpo de Bomberos fue dotado de res estaciones en 1891; para 1901 ya contaban con su primera línea telefónica.

Una lucha contra el infierno
Una lucha contra el infierno

Es en 1914 cuando el gobierno da los primeros vehículos de motor con la finalidad de sustituir a los que eran jalados por animales; incluso uno, un año después, se equipó como ambulancia. Esto se tradujo en nuevos empleos dentro de las estaciones como el de oficial mecánico. Según los registros el primero en tener esta plaza fue Agustín Pérez, quien llegó a ser jefe del cuerpo de bomberos.

Actualmente el Cuerpo de Bomberos cuenta con el equipo más moderno en cuanto a vehículos y uniformes de primera, entre los vehículos más impresionantes y modernos se encuentran las escalas mecánicas, con alcance de hasta 60 metros, las cuales son las más modernas y grandes del mundo. “Es lo más moderno que hay y lo tenemos al servicio de la ciudadanía”, cometa el Director General Raúl Esquivel.

Estas modernas escalas pueden ser controladas desde la canastilla que tienen en su parte frontal o desde la parte de debajo de vehículo por un solo operador. Aún con estas modernas escalas, los vulcanos mantienen su tradición e historia y conservan muchos de sus antiguos vehículos y bombas de agua, desde las que eran jaladas por caballos hacia el incendio que debían de atender, hasta la escalera “Coronel Artemio Venegas Mancera”, mejor conocida como la “Mario Moreno Cantinflas” en honor al Mimo de México, la cual apareció en la famosa película El Bombero Atómico.

Una lucha contra el infierno
Una lucha contra el infierno

Un homenaje muy merecido por parte del cómico hacia la agrupación en el año de 1950, donde encarna a uno de estos héroes que arriesgan su salud y en muchos casos su vida para mantener la tranquilidad de la ciudadanía.

Confunden a bomberos con bombarderos

Y aunque pareciera que los bomberos siempre han sido recibidos con clamor y gratitud, al menos una vez no ocurrió así. En una ocasión, durante la etapa revolucionaría, miembros de los Bomberos fueron atacados. Esto fue a una confusión acaecida el 25 de noviembre de 1914, según una entrevista publicada en EL UNIVERSAL ILUSTRADO con el Comandante de Bomberos de ese entonces Antonio Pimentel, quien narró que todo sucedió al acudir a un servicio en que se les solicitaba su auxilio porque estaba ardiendo una fábrica de alcohol denominada "La Gran Unión" S. A., ubicada al sur de la ciudad.

Al llegar el personal de los Bomberos al cruce de la Calzada de la Viga y el callejón de los Reyes, un batallón de zapatistas revolucionarios de la época, al oír el grito de la gente: "ahí vienen los Bomberos", y al confundir las bombas de agua con piezas de artillería, comenzaron a tirotear a los tragahumos.

A pesar de que el Comandante Antonio Pimentel Hernández gritó que eran bomberos y se dirigían a sofocar un incendio, no pudo evitar que 12 elementos fueran heridos de muerte. “Yo que venía al frente de mis hombres en el carro de comando fui blanco de aquellos bárbaros. Mi capote de hule quedó acribillado y recibí milagrosamente un solo tiro en la pierna derecha. Mis subordinados se tiraron al suelo y uno de ellos enarboló la bandera blanca que puso punto final al tiroteo”, relató Pimentel.

Una lucha contra el infierno
Una lucha contra el infierno

¿Por qué heroico?

El nombre de Heroico Cuerpo de Bomberos proviene de una anécdota. El 28 de noviembre de 1948, el cuerpo de bomberos recibió una llamada de auxilio de la ferretería “La Sirena”, ubicada en la calle 16 de Septiembre, la cual era consumida por el fuego. Al llamado acudió de inmediato el Segundo Comandante José Saavedra del Raso y 60 elementos más.

Una lucha contra el infierno
Una lucha contra el infierno

Las riesgosas maniobras para controlar el fuego no surtieron efecto y las paredes frontales del edificio se desplomaron, sepultando a 12 bomberos, “a quienes, se les atribuye, que gracias a la lucha desesperada por salvar el inmueble y las vidas humanas, se le reconociera merecidamente como el ‘Heroico Cuerpo De Bomberos’, como se le identifica hoy día”, se describe en el sitio web antes mencionado.

El entonces presidente Miguel Alemán Valdés hizo el abanderamiento en 1951.

Una lucha contra el infierno
Una lucha contra el infierno

Otro de los reconocimientos importantes para estos apaga fuegos es el Día del Bombero, el cual se celebraba el 1 de julio, pero se hizo el cambio al 22 de agosto a partir de 1956, ya que ese día pero en 1873 fue cuando se creó el primer Cuerpo de Bomberos de México en el Puerto de Veracruz.

Así, en la actualidad el gobierno de la Ciudad de México ha otorgado en los últimos tres años más de 304 millones de pesos para el equipamiento y compra de vehículos del Cuerpo de Bomberos de la ciudad.

“Esperamos que nos sigan otorgando recursos el próximo año, pero ahora para la remodelación de las estaciones”, dice el Comandante Raúl Esquivel. Si bien han quedado atrás los días en que tenían que atender emergencias con uniformes rotos o incompletos y con vehículos muy viejos, aún se necesita del apoyo gubernamental para continuar con las mejoras y la capacitación de sus elementos.

Fotos antiguas: Archivo fotográfico de EL UNIVERSAL y Colección Villasana-Torres.

Fuentes: Entrevista con el Primer Superintendente Raúl Esquivel, página web del Heroico Cuerpo de Bomberos, suplemento semanal El Universal Ilustrado 31 de marzo 1921 y 6 de agosto 1925.

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