Texto y fotografía actual: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Diseño web: Miguel Ángel Garnica

Muchos dicen que el mundo actual es muy parecido al descrito por George Orwell en 1984, ya sea por la vigilancia continua, la imposición de una forma de pensar o por "el gran hermano", que en este caso serían grupos selectos de gente que lo ven y saben "todo".

Además de los circuitos cerrados de televisión y bancarios, a finales de los años setenta surgió en la ciudad un nuevo sistema de vigilancia para puntos específicos de la ciudad. En esa época, el Gobierno Federal tuvo la iniciativa de realizar un estudio que evaluara las repercusiones del tráfico en la vida de los citadinos y en el medio ambiente; así como los proyectos y obras civiles que beneficiaban o perjudicaban a la ciudad.

Los resultados indicaron que la capital necesitaba modernizarse para poder disminuir las "horas-hombre" perdidas en los embotellamientos, implementando un nuevo sistema electrónico: las cámaras de video-vigilancia.

El gobierno colocó 20 cámaras en los cruces que los estudios determinaron como los de mayor carga vehicular en "horas pico", mismas que eran monitoreadas y operadas por el personal de la recién creada "sala de control del sistema electrónico". Entre las avenidas que se destacaron por tener gran saturación vial fueron Paseo de la Reforma, Insurgentes, Eje Central y Chapultepec.

De acuerdo con un folleto de obras públicas de aquella época, en la Dirección General de Policía y Tránsito había, entre otras áreas, "un mapa guía en donde está señalado la ubicación de las 20 cámaras de televisión y, en la parte inferior, los monitores. El circuito cerrado de televisión permite, por medio de los citados monitores, vigilar el tránsito de 20 de los cruceros más importantes de la ciudad para detectar las causas que afectan la fluidez de la circulación”.

Con el paso de los años, el sistema de cámaras de vigilancia se fue actualizando, por lo que fue necesario un mantenimiento adecuado o la adquisición de nuevas unidades y demás tecnología para la renovación de aquellas que ya habían tenido ciertos años de vida útil. Sin embargo, los cambios más significativos para el sistema de video sucedieron en la primera década del nuevo siglo.

Cuando nos empezaron a vigilar
Cuando nos empezaron a vigilar

Una nueva era

En 1997 los capitalinos votaron por primera vez por su Jefe de Gobierno y, tras la toma de poder de Cuauhtémoc Cárdenas, el Gobierno Federal traspasó algunos proyectos que involucraban a la Ciudad de México a las nuevas autoridades citadinas para que les dieran seguimiento, dirección y operación; tal fue el caso de las cámaras de video-vigilancia.

Doce años después, Marcelo Ebrard puso en marcha un programa que buscaba beneficiar a los habitantes de la ciudad en temas no sólo de tráfico vehicular, sino también de inseguridad —asaltos y robos de vehículos— y la reducción de tiempo de respuesta por parte de la policía, cumplimiento del reglamento vial, manejo de operativos contra el crimen o emergencias naturales.

Dicho programa es conocido como "Ciudad Segura", y en su primer año (2009) logró que estuvieran instaladas más de 3 mil cámaras operadas desde el Centro de Comando y Control "C2". Para octubre de 2011, nuestra compañera Sharenii Guzmán Roque notificó que se inauguraría el Centro de Comando, Control, Comunicaciones, Cómputo, Inteligencia, Integración, Información e Investigación "C4", informando que:

“Esta infraestructura forma parte de la estrategia de seguridad Proyecto Bicentenario 'Ciudad Segura', que contempla  entre otras acciones la operación en tiempo real de 8 mil 88 cámaras de videovigilancia ubicadas en todos los puntos estratégicos de la ciudad y 3 mil 400 en las instalaciones del Metro; la construcción de cinco Centros de Comando y Control (C2) y ahora, concluye con la instalación del C4.

“'Ciudad Segura' tiene una inversión de 460 millones de dólares que incluye la red de anillo de fibra óptica que los conecta a estos centros, y un laboratorio de capacitación para los cerca de 2 mil elementos que trabajan en ellos".

El C4 y los diferentes C2 son, hasta la fecha, los sitios desde los cuales se monitorean todos los "ojos electrónicos" de la capital, que tuvieron un costo aproximado de 4 mil dólares cada uno; es decir, para 2013 el total de la inversión en compra de cámaras de vigilancia sobrepasaba los 35 millones de dólares.

Cuando nos empezaron a vigilar
Cuando nos empezaron a vigilar
Cuando nos empezaron a vigilar
Cuando nos empezaron a vigilar
Cuando nos empezaron a vigilar
Cuando nos empezaron a vigilar

No sólo en las calles se instalaron cámaras, sino también en el Sistema de Transporte Colectivo Metro, en el Metrobús y en los sitios donde se concentran grandes cantidades de gente, como paraderos o cruceros de gran relevancia. A finales del año pasado, la reportera Fanny Ruiz-Palacios dio a conocer que de acuerdo con Hiram Almeida Estrada, titular de la Secretaría de Seguridad Pública de la ciudad, las cámaras de vigilancia habían ayudado a reducir "delitos de alto impacto" en un 33.8%.

La actualidad

Desde de su entrada al gobierno, Miguel Ángel Mancera planteó una inversión de más de 750 millones de pesos para sumar 7 mil cámaras de vigilancia a las 8 mil 088 que se colocaron en la administración de Ebrard.

Se planeó que dichos equipos estuvieran distribuidos de la siguiente manera: 3 mil en zonas habitacionales, 2 mil 331 en el departamento de incidencia delictiva, 500 para control de tránsito, 500 para reconocimiento de placas, 369 "instalación estratégica" y 300 en zonas rurales de la ciudad. La colocación dio inicio en 2014 y se espera que culmine en el primer semestre de 2017.

En toda la capital hay 14 mil 398 cámaras de video-vigilancia activas y las delegaciones con mayor cantidad son Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero e Iztapalapa, tanto por territorio como por incidencia delictiva. En contraparte, las delegaciones con menor número de cámaras son Cuajimalpa, Magdalena Contreras y Milpa Alta, con un total de 158, 171 y 110, respectivamente.

Cuando nos empezaron a vigilar
Cuando nos empezaron a vigilar
Cuando nos empezaron a vigilar
Cuando nos empezaron a vigilar

Existen dos tipos de cámaras, aquellas que son para tránsito (miden el tráfico y toman fotografías de autos que no respeten el reglamento, parecen antenas) y las que funcionan para video-grabar la ciudad (blancas con el centro negro). La información grabada por las cámaras se ha vuelto tan importante, que hoy funcionan como evidencia de algún delito, acoso o accidente que pase a lo largo de la capital ante autoridades judiciales o ministeriales.

En caso de ser necesario, el ciudadano debe de levantar una denuncia ante las autoridades sobre lo ocurrido para después, teniendo muy claro la fecha, hora y dirección del sitio del incidente, solicitar una copia del video. Sin embargo, como muchos de los circuitos de video-vigilancia privados, los videos sólo duran siete días, ya que los servidores los depuran automáticamente.

Cuando nos empezaron a vigilar
Cuando nos empezaron a vigilar

El próximo año, la Ciudad de México tendrá un recorte presupuestal importante que afectará a varios programas del gobierno, uno de ellos será la renovación de las cámaras de vigilancia. El portal del CAEPC informa que hay 14 mil 938 cámaras que funcionan sin ningún problema y que hay 872 en "proceso de mantenimiento o sustitución", ya que muchas de ellas fueron instaladas en 2009 y se están acercando al final de su vida útil,  presentan fallas técnicas, han sido vandalizadas o dañadas por fenómenos naturales.

Esta situación ha alarmado tanto a las autoridades como a los capitalinos, ya que para el ciudadano es imposible saber cuál cámara es funcional y si llegara a necesitar un video para un proceso judicial, la única respuesta que obtendrían sería que esa cámara "no está funcionando".

El funcionamiento de las cámaras nos ha permitido atestiguar situaciones lamentables como accidentes en el transporte público, el reconocimiento y captura de los perpetuadores de algún delito, cambios en el medio ambiente, el avance de una marcha o simplemente postales de vistas maravillosas en la cotidianidad de la ciudad.

Somos una sociedad que está alerta todo el tiempo, contamos con sistemas de video-vigilancia y alarmas para nuestro patrimonio físico y “en línea”. Hasta en la vida virtual tenemos una contraseña para cualquier actividad que queramos realizar y si alguien ingresa desde una computadora diferente, nos llega un correo o hasta un mensaje a nuestro celular, a pesar de que sea sumamente fácil violar la seguridad de los dispositivos electrónicos para quienes son expertos en programación.

La realidad es que vivimos en los tiempos donde lo que se ve no se cuestiona y, desafortunadamente, en una sociedad donde predomina la corrupción, deshonestidad e impunidad es sumamente importante el buen funcionamiento de los sistemas de video-vigilancia ya que, de la mano de las cámaras de los celulares, se han convertido en los testigos más objetivos de un suceso ocurrido en las calles de la capital.

Cuando nos empezaron a vigilar
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Fotografía antigua: Colección Villasana - Torres y Archivo Fotográfico EL UNIVERSAL.
Fuentes: Centro de Atención a Emergencias y Protección Ciudadana de la Ciudad de México (CAEPC), Gobierno de la Ciudad de México. Folleto de obras públicas del sexenio 1976-1982. Artículos: "Aumenta el número de cámaras de vigilancia en la Ciudad de México" de Fanny Ruiz-Palacio, "Más de 35 mdd, costo de cámaras de video vigilancia" de Phenélope Aldaz  e "Inauguran el 'bunker' de seguridad más grande de AL" Sharenii Guzmán Roque, EL UNIVERSAL.

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