Muchas voces se han aprovechado de soldados que arriesgan el pellejo todos los días para intentar regresarle al país una paz que se perdió hace mucho, que se hundió en el pantano de corrupción y la falta de autoridad, existen, lo sabemos bien, zonas en varias partes del país que son controladas por mafias disfrazadas de gobiernos comunitarios o policías rurales, lugares de difícil acceso en Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Sinaloa, Sonora, Oaxaca y un largo etcétera que son, de facto, controlados por grupos que persiguen un interés muy diferente al del bien común.

Hace unos días, en Ostula, una comunidad de Aquila en Michoacán, se registró un enfrentamiento entre algunos de sus pobladores y militares que detuvieron en posesión de 3 armas largas a Semeí Verdia, líder de autodefensas investigado por destrucción de material electoral y tráfico ilegal de minerales, particularmente, de hierro.

Durante algunos minutos, cerca de las cinco de la tarde del pasado domingo, los seguidores del autodefensa retuvieron a los elementos militares que lo llevaban arrestado, querían un intercambio: dejar pasar a los soldados por la libertad de su líder. Ante la negativa de la autoridad las cosas subieron de tono, en varios videos se puede apreciar a una turba enardecida que intenta arremeter contra los militares lanzando piedras y palos, quemando vehículos oficiales al tiempo que se desgarran la garganta con mentadas de madre para el “maldito gobierno represor”.

Por un momento se escucha una ráfaga, pasan más o menos diez segundos y los militares responden lanzando tiros al aire. El saldo es lamentable desde cualquier punto: cuatro heridos y un niño de doce años muerto.

La comunidad de Ostula mintió en un comunicado publicado en sus redes sociales “informando” de la muerte de otra pequeñita de 6 años y de un hombre de 60. Querían más muertos que luego, sin evidencia, fueron avalados y confirmados por la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y Todos (Red TDT) ()

Esos “muertos” fueron dados de alta, sin heridas de gravedad, unas horas más tarde.

Sin embargo, para los manifestantes el niño fue asesinado por las balas de los militares, para el gobierno la primera ráfaga provino de civiles armados y apuestan a que uno de esos disparos acabó con la vida del pequeño. Habrá que esperar las investigaciones, los peritajes, las detenciones, los juicios penales y las sentencias condenatorias, pero eso no importa, porque los chauvinistas radicales ya han condenado al ejército asesino y a todo lo que huela a Estado. Al fin y al cabo ya tienen su muerto, ya tienen su patente de corso.

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