En 1954 la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó que a partir de 1956 todos los países instituyeran un Día Universal del Niño y éste quedó establecido el 20 de noviembre. También sugirió a los gobiernos de todos los Estados que celebren el Día Universal del Niño en la fecha y forma que cada uno estime conveniente.

En México, hoy 30 de abril se celebra el Día del Niño. Aunque no es necesario destinar un día exclusivo para hablar sobre los derechos de la niñez, esta fecha representa una oportunidad para reflexionar sobre los avances y desafíos en la materia. Todos los niños tienen una serie de derechos humanos como el derecho a la salud, a la educación y a jugar, así como el derecho a la vida familiar, a estar protegidos de la violencia, a no ser discriminados y a que se escuchen sus opiniones.

La Convención sobre los Derechos del Niño, que es el tratado internacional de derechos humanos más ratificado, tiene cuatro principios fundamentales: la no discriminación; la dedicación al interés superior del niño; el derecho a la supervivencia y al desarrollo; y el derecho a la participación.

México ha participado activamente en tres de los grandes compromisos en materia de derechos de la infancia que se han celebrado a escala mundial: la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) en 1989, la Cumbre Mundial en Favor de la Infancia de 1990, y la Sesión Especial de la ONU sobre Infancia en 2002.

México ratificó la CDN en septiembre de 1989. El país ha reforzado su compromiso con el cumplimiento de los derechos humanos de la infancia y la adolescencia. Por ejemplo, en 2011 llevó a cabo reformas en su Constitución para reconocer expresamente los derechos humanos y la obligación de todas las autoridades de promoverlos y garantizarlos. De hecho, elevó a rango constitucional el principio del interés superior de la niñez.

Ahora cuenta con una nueva Ley General sobre los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y un Sistema Integral de Protección de Derechos de la Niñez. Sin embargo, hay situaciones como la pobreza y la desigualdad, que siguen afectando a la infancia y la adolescencia y cuyos efectos se traducen en violaciones a sus derechos.

Esta semana, UNICEF y Coneval presentamos un estudio que muestra que en México poco más de la mitad de la población infantil y adolescente vive en pobreza. El estudio Pobreza y derechos sociales de niñas, niños y adolescentes en México, 2014 muestra la magnitud de la pobreza que afecta a niños y adolescentes en el país.

La conclusión central del reporte presentado esta semana es que, a pesar de que existen avances importantes y sostenidos para mejorar el ejercicio de los derechos sociales de la población de 0 a 17 años y de que la pobreza extrema se redujo de 14.0% a 11.5% entre 2010 y 2014, no será posible observar reducciones significativas en los niveles de pobreza de esta población sin mejoras tangibles en el ingreso de los hogares en que viven. Uno de los puntos clave es la inversión en la infancia, sobre todo en la de 0 a 5 años de edad.

Gracias a los trabajos del doctor James Heck-
man, Premio Nobel de Economía, sabemos que por cada dólar invertido en la educación temprana, el retorno de la inversión será de siete dólares.

Sabemos que cada vez que una generación de niños y niñas completa una etapa educativa más, aumenta el PIB entre un 3 y un 6%.

Así pues, todos los esfuerzos que hagamos hoy por los 21.4 millones de niños, niñas y adolescentes que viven en pobreza y por los 4.6 millones que viven en pobreza extrema, son determinantes para el presente y el futuro de esta nación.

Representante de UNICEF en México

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