Nataly Venegas


Es un día cualquiera en el Centro Histórico de la Ciudad de México, una de las salidas de la estación Zócalo nos lleva justo a un costado del Ayuntamiento del Gobierno de la CDMX; clases de bordado, tlacoyos y doradas son tan solo algunos de los ofrecimientos del lugar.

De vez en cuando se puede ver a alguno de los elementos de la SSP recargado en los portales del edificio de gobierno o haciendo sus rondas por el lugar, es en esos momentos cuando a los ambulantes les toca “torear”, en algunos casos, o pagar (ya sea en especie o efectivo) para que los oficiales hagan como que no ven nada y caminen hacia otros lugares.

Sin embargo, aún con el pago, en muchas ocasiones, los vendedores informales terminan siendo llevados por las camionetas a “El Torito”, en donde pagan su multa o pasan hasta 24 horas en detención; aunque, en algunos casos por 200 o 300 pesos, depende del policía, solo terminan dando vueltas por las calles.

El año pasado, el GDF reportaba la existencia de más de 105 mil comerciantes en las calles de la ciudad, de los cuales se estimaba que 68 mil 534 eran independientes, mientras el resto formaba parte de organizaciones incorporadas a un programa de reordenamiento implementado por las autoridades locales, según el Sistema de Comercio en Vía Pública (Siscivip).

El 9 de mayo del presente el gobierno de la CDMX presentó un nuevo plan que rehabilitará 50 plazas en el oriente del primer cuadro del Centro Histórico, mismas en las que vendedores ambulantes serán reubicados, cabe destacar que no es la primera vez que vemos un programa así, durante la gestión de Marcelo Ebrard se intentó, sin mucho éxito, limpiar las calles de este sector informal del comercio. Un claro ejemplo de aquel reordenamiento es la Plaza del Nuevo Volador, ubicada en República de Uruguay 112, esquina con Pino Suárez, donde varios ambulantes terminaron integrándose al comercio formal después de pagar a sus líderes de 5 a 7 mil pesos por el local y firmar su contrato en el que pagarían una mensualidad de 500 a 1500 pesos, dependiendo del espacio.

Estos espacios no han sido del todo funcionales, principalmente porque las ventas en estas plazas son menores que en la vía pública.  Mientras que los comerciantes ubicados en ellas tienen problemas  para cubrir la mensualidad de sus locales, quienes aún venden en las calles se permiten el pagar a los policías de 300 a 500 pesos al día.

Google News

Noticias según tus intereses