Históricamente, el uso de animales para la investigación en Medicina y ciencias de la vida ha sido fundamental para el desarrollo de dichas disciplinas. Gracias al conocimiento así adquirido contamos con tratamientos que salvan millones de vidas cada año, como son las vacunas y otros productos farmacéuticos. Asimismo, ha hecho posible la protección de especies en peligro de extinción, el estudio de la biodiversidad y la determinación de reservas ecológicas, entre otros. En el pasado muchos de estos estudios se hicieron sin el reconocimiento de que los animales también tienen derechos, en especial a ser tratados dignamente. Algunos de dichos estudios serían hoy inaceptables.

En Estados Unidos, por ejemplo, el Instituto Nacional de Salud se vio obligado a preparar un taller para revisar la ética de sus políticas y procedimientos en cuanto al manejo de animales no humanos, entre los que destacan los primates. El taller, que se llevará a cabo este verano, es la respuesta del Instituto a un mandato del Congreso de Estados Unidos, quien fue presionado para tomar cartas en el asunto por las denuncias de la organización Personas por la Ética en el Trato de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés).

Aunque el director del Instituto, Francis Collins, asegura que se atenderá el llamado del Congreso con ayuda de los expertos en Primatología y en Ética en el taller mencionado, también ha insistido en la importancia de la investigación animal para el desarrollo de tratamientos contra enfermedades como el cáncer, ébola y la enfermedad por virus del zika, por mencionar algunas. De acuerdo con Sciences Insider —donde se publicaron los detalles de esta noticia en febrero de 2016— expertos de otras organizaciones, como Speaking of Research, continúan abogando por la importancia de la experimentación en animales para el desarrollo de la ciencia, ya que existen investigaciones que no pueden ser llevadas a cabo de otra manera.

Las implicaciones éticas de esta discusión son diversas, por supuesto es inmoral provocar el sufrimiento de animales y se debe evitar a toda costa, pero también es cierto que hay nuevos tratamientos y medicamentos que antes de usarse en humanos requieren pruebas en modelos animales.

La investigación sobre la salud y en general sobre todos los procesos biológicos es fundamental no sólo para los humanos, sino para el mantenimiento de la vida en nuestro planeta, y gran número de investigaciones con este objetivo requieren de la utilización de animales. Por ello se tienen que plantear normas que permitan el avance del conocimiento a la vez que el respeto a los derechos de los animales. Un ejemplo en este sentido es el principio de las tres erres —formulado a principios de la década de los años 60—, que implica buscar alternativas de remplazo que eviten o sustituyan el uso de animales en el laboratorio; reducir el número de animales utilizados al mínimo indispensable para la obtención de datos, y refinar los procedimientos en los laboratorios para mejorar la calidad de vida de los animales, desde el nacimiento hasta la muerte.

Un caso de este tipo de acercamientos se da en el Laboratorio Nacional  de Soluciones Biomiméticas para Diagnóstico y  Terapia de la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde actualmente se trabaja en la construcción de nano-andamios para el cultivo de tejidos que ya se están utilizando para probar diversos tratamientos y fármacos.

Esfuerzos como éste demuestran que es posible evitar el sufrimiento de los animales, sin comprometer los avances en Medicina y ciencias de la vida. Sin embargo, mientras estas tecnologías avanzan, algunas indagaciones relacionadas con temas de salud y en general con las ciencias de la vida, todavía requerirán la utilización de animales. Habrá qué definir qué especies para cada investigación y garantizar que sea siempre sin maltrato, y con respeto pleno a sus derechos.

Directora de la Facultad de Ciencias de la UNAM

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