El 24 de abril de 2007, justo hace diez años, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó cambios al Código Penal y a la Ley de Salud locales para crear una nueva figura jurídica denominada Interrupción Legal del Embarazo (ILE), eso sí, antes de la semana doce de gestación.

Esa fue la manera en que se quiso normalizar la práctica del aborto en México, aunque tal procedimiento sigue siendo una actividad sancionada por leyes locales y federales.

A diez años de aquella decisión legislativa, las autoridades sanitarias hoy hacen el recuento de 175 mil 104 “interrupciones” de embarazos realizados en las clínicas y hospitales del sector salud del gobierno capitalino. Una cifra de la que nadie puede vanagloriarse pues representa lo mucho que les hemos fallado a tantas mujeres y a tantos niños por nacer.

La práctica del aborto no es una política pública funcional para la sociedad. Desde su aprobación, bajo aquel galimatías legal de la ALDF, queda claro que el gobierno no ha sido capaz de ofrecer a las mujeres verdaderas opciones para que preserven su vida durante el embarazo de una manera digna y, al mismo tiempo, salvaguarden la vida, el futuro y la integridad de los bebés por nacer.

Eso es lo que verdaderamente representa la cancelación de la vida de seres humanos en desarrollo: una pobre y falaz respuesta a los muchos desafíos en materia de salud y bienestar de las familias, las mujeres y sus hijos.

Hoy se sabe que quienes pidieron la legalización del aborto en México argumentaron sobre bases falsas y que entre sus principales intenciones no están el apoyar a la mujer.

Hace diez años, para cambiar el marco legal del DF, los grupos a favor del aborto en México aseguraban que las complicaciones por abortos mal practicados terminaban con la vida de miles de mujeres; pero diversas organizaciones han comprobado que la “legalización del aborto” es una política pública que no coadyuva a reducir la mortalidad materna.

Los políticos, las familias y la sociedad civil estamos a tiempo para hacer una revisión profunda, con sentido común y una visión favorable de la vida de los mexicanos, de las razones y los efectos que ha dejado una década de la despenalización del aborto hasta antes de las doce semanas, para corregir las lagunas legales que hoy sólo parecen promover la administración de medicamentos y procedimientos de riesgo pero que siguen sin dar asistencia de salud integral a las mujeres.

Hoy nadie habla de los efectos de aquellas decisiones políticas, ni de lo que causa en la sociedad; no se visibilizan los problemas que aquejan a las mujeres en situaciones extremas durante sus embarazos.

En estos 10 años sigue siendo un acto ominoso el que se quiera normalizar el hecho que se ha terminado con la vida de 175 mil seres humanos; muchos de los cuales, por cierto, estarían soñando con cumplir en estas fechas sus diez años de edad.

Diputada federal y activista social.
@LaraPaola1

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