Igualdad es equipotencia o la capacidad de ejercicio del poder, no solo el de resistir, sino el de contar con la fuerza y los recursos necesarios para la autonomía (que falta que nos hace); igualdad es equivalencia o “tener el mismo valor en el sentido de no ser considerado ni por debajo ni por encima del otro”; igualdad es equifonía o sea “la posibilidad de emitir una voz que sea escuchada y considerada como portadora de significado, goce y credibilidad”

María Isabel Santa Cruz


El día de ayer, como cada 8 de marzo desde hace cuatro décadas, se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, el cual tiene su origen en una resolución de las Naciones Unidas (ONU) de 1977, que tuvo con fin reconocer la necesidad de la participación de las mujeres para lograr una paz estable, el progreso social y el pleno goce de los derechos y libertades fundamentales.

Sin duda, esta fecha ha cobrado más importancia al paso de los años, tanto por su significado, como por los avances que se han dado en la búsqueda inconclusa de la igualdad sustantiva de mujeres y hombres en todo el mundo.

Precisamente en 2017, el tema elegido por la ONU para esta fecha refleja la trascendencia que reviste para nuestro tiempo la inclusión laboral de la mujer, al tiempo que nos sirve de motivo para realizar una revisión de nuestro país: Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030.

En el sentido más amplio, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer es el punto de partida ideal para fortalecer las acciones que todos los gobiernos, instituciones y personas debemos seguir, para consolidar la igualdad sustantiva, con plenitud de oportunidades, y apuntalar de esa forma los ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la agenda 2030, generada para su consecución.

Los ODS, que son impulsados por la ONU, tienen como finalidad transformar completamente las sociedades de cada país, al punto de erradicar el atraso y la pobreza extrema en solo tres lustros, de 2015 a 2030. Entre estos, se destaca el número 5, referente a la “Igualdad de Género, lograr la Igualdad de Género y empoderar a todas las mujeres y niñas”. Adjudicación que debe abarcar todos los aspectos de la sociedad, familia, política, trabajo, educación, ciencia y cultura.

Para conseguir este objetivo en nuestro país, a pesar de que contamos con un marco normativo claro en esta materia, se debe continuar presionando en todos los ámbitos, pues no podemos dejar que números y estadísticas, aparentemente buenos, nos confundan sobre la realidad que es urgente modificar.

Por ejemplo, de acuerdo con el Censo de Impartición de Justicia 2011-2015 publicado por el INEGI, el Poder Judicial de la Federación (PJF) contaba hasta su publicación con 42,451 empleados, de los cuales: 21,294 son mujeres, es decir, el 50.1%. A pesar de que dicho porcentaje de ocupación laboral favorece a las mujeres, en realidad no corresponde la proporción en los órganos de dirección de los organismos jurisdiccionales, lo cual indica de forma contundente que las mujeres pertenecientes al PJF ocupan, en general, puestos de menor jerarquía.

Tomemos como pauta, para nuestro breve análisis, el ámbito jurisdiccional electoral y la conformación de los plenos, tanto a nivel federal como local.

La Sala Superior del TEPJF, solo cuenta con dos Magistradas de siete de miembros en su Pleno, es decir, un 28.7% de participación de mujeres. Por su parte, en lo que se refiere a sus cinco Salas Regionales y la Sala Especializada, cuatro están conformadas por 2 hombres y 1 mujer (33% de participación); una, por 3 hombres (0% Magistradas) y otra, recientemente ocupada por dos mujeres y 1 hombre (66% única mayoría de Magistradas). Esto arroja un promedio de participación, considerando los siete plenos, de 27.7% de mujeres en su integración.

La predisposición se acentúa al examinar el ámbito local. De los 32 tribunales locales especializados en materia electoral, 12 de ellos (37.5%) carecen de participación de mujeres. Esto significa que Aguascalientes, Baja California Sur, Chihuahua, Guanajuato, Estado de México, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Veracruz no cuentan con una sola juzgadora electoral.

Destaca que no existe algún Tribunal Electoral integrado exclusivamente por Magistradas. El caso más cercano a esta situación, lo conforma el Tribunal Electoral de Tamaulipas, con 75%, es decir 3 mujeres y 1 hombre. Seguido de San Luis Potosí y Sonora, con 66% cada uno (2 mujeres y 1 hombre), y Sinaloa, con un 60% de magistradas (3 mujeres en un pleno de 5 integrantes). De igual forma, solo 6 de los organismos jurisdiccionales locales son presididos por mujeres, el 19.35%.

Incluso, el Tribunal Electoral de la Ciudad De México, al cual pertenezco, presenta cifras muy cercanas a lo antes expuesto, pues soy la única Magistrada que conforma hoy en día el Pleno (para nuestra tranquilidad hay una vacante, la que forzosamente debe ser ocupada por una mujer según nuestra ley local).

Cabe señalar que, para lograr la igualdad sustantiva, es necesario un ejercicio de concordancia con las medidas afirmativas, criterio de los tribunales electorales, que impulsaron en primera instancia que nuestro Congreso Federal tenga la más alta participación femenina en la historia de nuestro país (42% de Diputadas Federales).

Por su parte, la relación asimétrica se acentúa en los partidos políticos nacionales, actores significativos del ámbito político-electoral, al observar sus dirigencias, pues de los 9 partidos políticos con registro nacional, solamente uno cuenta con una mujer encabezando su dirigencia nacional, es decir, existe un 11% de participación de la mujer en la dirección de las organizaciones a través de las cuales la ciudadanía accede a puestos de elección popular.

En otro tenor, acorde con las cifras más recientes de la FEPADE se denunciaron 141 actos de violencia política contra mujeres, en un período de 18 meses entre 2015 y 2016, lo que de suyo no implica que exista mayor violencia de este tipo, sino que, quizás, se está visibilizando cada vez más esta transgresión preexistente y claro, mayor participación de las mujeres.

A pesar de todo lo anterior, las cifras no deben evitar que, mujeres y hombres, conmemoremos este día. La presencia femenina se ha abierto espacios en cada una de las instancias y actores de nuestra vida político electoral de forma irreversible, cada mujer que preside un partido político o un pleno jurisdiccional establece un precedente sumamente necesario.

Si bien no es conveniente ser triunfalistas, debemos estar conscientes de que México posee las condiciones normativas y constitucionales básicas para lograr avanzar en la búsqueda de la igualdad sustantiva. Esta condición constituye el cimiento para edificar los cambios que se deben implementar a través de futuras acciones afirmativas, en todos los ámbitos. Particularmente en todo lo que compete a la presencia de mujeres en la política.

El 8 de marzo se ha transformado, al igual que nuestra sociedad. Ya no es una fecha para regalar flores a mujeres excepcionales que tenían una responsabilidad laboral, sino que se ha convertido en uno de esos días de reflexión, en el que las mujeres empoderadas hacemos una revisión de lo logrado, al tiempo que analizamos las estrategias para lograr la igualdad sustantiva.

Es un hecho que queda mucho por hacer, pero también es cierto que las mujeres, a través de la presencia pública lograda, debemos impulsar la transformación completa de México en una sociedad sin discriminación ni violencia por motivos de género. Debemos constituirnos en la punta de lanza para que, desde nuestras propias posiciones, apoyemos a más mujeres para alcanzar su pleno potencial.

Las mujeres constituimos el 51.2% de la población total en México, de acuerdo con el Anuario Estadístico y Geográfico de los Estados Unidos Mexicanos 2016, publicado por el INEGI. Esta proporción solamente será una verdadera fuerza de cambio cuando, a través de empuje y convicción, tomemos todos los lugares que nos corresponden en la escena y la esfera pública, apoyadas por gobiernos, medios, sociedad civil y empresas, incluyendo, por supuesto, el apoyo de valiosas mujeres y hombres comprometidos.

La tendencia es clara y lógica. Entre más involucradas estemos las mujeres en todos los aspectos de la sociedad, mayores beneficios tenemos, mejores condiciones de vida se generan, más robusta es la Democracia y más duradera es la Paz ¿Por qué? porque de esta forma la población en su conjunto podrá contribuir al crecimiento y desarrollo de nuestra sociedad.

El objetivo es que cada Día Internacional de la Mujer, la población se encuentre satisfecha con el avance obtenido los doce meses anteriores, al generar una disminución de la brecha de género, hasta hacerla desaparecer. Solo de esta forma, el esfuerzo de tantas mujeres y hombres, que saben que la Democracia real y plena solo se logra a través del empoderamiento y participación plena de las mujeres, dejará de ser un ideal lejano. Revisemos nuestras prácticas. Festejemos nuestros triunfos. Trabajemos para cosecharlos.

@mgdaalejandrac1


 Datos de elaboración propia basados en la información de la página

 Es importante señalar que, de acuerdo con el directorio ubicado en la página del Tribunal Electoral de Tamaulipas, no solamente existe un acercamiento en el número de funcionarios entre ambos géneros (11 mujeres y 10 hombres) sino que los mandos superiores se encuentran repartidos 50-50 entre ambos géneros, lo cual parece confirmar que la igualdad en los órganos de dirección se refleja en la estructura de los órganos jurisdiccionales,

 Datos de elaboración propia basados en la información presentada en las páginas web de cada Tribunal Electoral Local.

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