Estamos a unas semanas de que termine 2016 y a unos días de que concluya el periodo legislativo el próximo 15 de diciembre, y el balance no es del todo positivo, porque haciendo un recuento, muchos de los temas en materia de seguridad se quedarán pendientes.

Al hacer una búsqueda básica en el Sistema de Información Legislativa (SIL), en este año los legisladores presentaron 23 iniciativas orientadas a temas de seguridad pública, 24 referentes a las cuestiones policiales, y así sucesivamente. Pero la mayoría de ellas sigue analizándose.

Más allá de las estadísticas, hay iniciativas importantes que los partidos ofrecieron a los ciudadanos discutir durante este periodo legislativo, pero no lo han hecho. Destacan las iniciativas de Mando Mixto Policial y las reformas a la Ley de Seguridad Nacional que durante semanas se mantuvieron en gran auge, pero al final del año no ha pasado nada.

¿Cuáles son las consecuencias de esta inmovilidad legislativa? Muchísimas y todas las pagamos los ciudadanos. Simplemente reflexionemos sobre ¿cómo es posible que sigamos teniendo a las Fuerzas Armadas en las calles después de 10 años de manera ilegal? Ya hasta se nos hace normal ver a soldados haciendo tareas de Policía Municipal.

Esto es un riesgo para las Fuerzas Armadas y sobre todo para los ciudadanos, ya que no existe un marco jurídico (apegado a derechos humanos) que defina sus facultades en seguridad pública, no hay una ruta clara y contundente que permita el regreso a los cuarteles y al mismo tiempo los gobernadores no tienen consecuencias por no asumir su responsabilidad.

Esto parece un diálogo de sordos porque, aunque en el país el SESNSP registra 17 mil 63 homicidios dolosos tan sólo este año, más de 30 mil desaparecidos en estos 10 años de batalla contra la delincuencia y a pesar de que la violencia va en aumento en diversas regiones de México, el Poder Ejecutivo, con la facultad de enviar iniciativas, parece que se empeña en diseñar iniciativas impasables, como si lo único que quisieran mostrarnos es que cumplieron. Y por su parte los legisladores se quedan impasivos, con muy pocos esfuerzos por hacer las cosas bien.

Nosotros los ciudadanos a pesar de nuestra voluntad, quedamos en medio sin ser realmente tomados en cuenta. Nos dicen, por ejemplo, en la Secretaría de Gobernación, que ya tienen sus observaciones listas al dictamen de la Ley de Seguridad Pública, aunque no sabemos a ciencia cierta qué signifique ésto. Paralelamente, escuchamos a los diputados y senadores decirnos que Gobernación no aceptó el dictamen aprobado por el Senado y que ellos tienen la voluntad de discutir y aprobar las iniciativas, pero la realidad es otra.

Continuamos sin una ley que obligue a las Instituciones de Policía a estar certificadas y falta discutir una serie de iniciativas que permitan construir el andamiaje jurídico en el que se sostenga una política pública del Estado mexicano que se mantenga a través del tiempo y sea transversal.

Por otro lado, también es necesario subrayar que la mayoría de las iniciativas propuestas tanto por diputados como por senadores, son ocurrencias de última hora, y por ello las iniciativas están ahí huecas y permanecen en la inmovilidad legislativa.

No obstante este drama legislativo, nuestros “representantes” se otorgaron un bono en plena época de austeridad en el país. Esto es el colmo del cinismo, porque mientras estamos en el peor de los escenarios posibles, los legisladores sólo simulan y encima de ello, se premian.

Finalmente, desconozco si tras las declaraciones del general Salvador Cienfuegos se abra la posibilidad de un periodo extraordinario. Ya veremos qué deciden en estos días y ojalá por el bien de todos, no sea al vapor.

Presidenta de Causa en Común.
@MaElenaMorera

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