El 25 de julio pasado, durante la entrega del Premio de Periodismo Policial, frente a decenas de policías federales, le manifesté al secretario de Gobernación nuestra preocupación respecto a lo que ocurre en la Policía Federal.

Tratando de ser justos, debo reconocer que la Policía Federal fue una de las instituciones policiales mejor evaluadas en el estudio de Causa en Común 2015, respecto al desarrollo policial. Si bien algunas áreas han sido fortalecidas con el tiempo, las autoridades no han cumplido en reforzar su estado de fuerza para alcanzar 50 mil policías, ya que se tenía proyectado reclutar 5 mil por año. Actualmente hay 39 mil policías que conforman una institución en vías de consolidación.

Sin embargo, me pregunto: ¿dónde quedó el gran proyecto de la Policía Federal?

Hay muchos temas pendientes, pero desde mi punto de vista, los policías federales están siendo descuidados y ello puede tener efectos perversos en el corto plazo. En nuestros recorridos para integrar información del desarrollo policial, recibimos testimonios de algunos policías federales.

Nos han platicado y demostrado que tienen que pagar sus viáticos; que les disminuyeron en 50% los vales de gasolina; que no se ha renovado el parque vehicular (muchos vehículos están en pésimo estado); que tienen que reparar los coches en un taller ubicado en la salida de Puebla, en el que además de tardar mucho tiempo, les cobran mucho más que cualquier otro taller mecánico; que les dan uniformes y botas de mala calidad; e incluso algunos los tienen que comprar; y así podría contares más historias.

No debemos perder de vista que los policías son personas que tienen sueños y luchan por ellos y al final las malas decisiones políticas terminan afectándolos. Estamos perdiendo a cientos de policías preparados, que en el mejor de los casos se van a engrosar las filas de la seguridad privada, y en el peor, se van resentidos por el incumplimiento de lo ofrecido cuando fueron contratados.

Sabemos que el descuido a los policías no es un tema que obedezca exclusivamente a la disponibilidad de dinero. Si bien es cierto que este año el presupuesto de la PF disminuyó 1.67% (Cámara de Diputados) además de la inflación y los gasolinazos, también es cierto que la gestión del gasto es un tema que deben atenderse.

Por ejemplo, la Auditoria Superior de la Federación emitió observaciones en la cuenta pública 2014 en la gestión de los recursos de la Gendarmería. También la institución tuvo que pagar mediante fondos de Turissste los adeudos de más de 19 meses a hoteles, lo cual evidencia serios problemas administrativos.

Por lo anterior pedimos al secretario de Gobernación considere hacer una auditoría a fondo, para saber a dónde se van los recursos destinados a la operación de la Policía Federal. Si éstos se ejercieran debidamente, no habría razón para que algunos policías tuvieran la necesidad de comprar sus uniformes, pagar con sus recursos las comisiones, y si no tienen dinero, dormir en campamentos improvisados, tampoco habría razón para disminuir el número de operativos ni para tener el parque vehicular en mal estado.

Piénsenlo bien, este descuido nos lleva a la corrupción. El policía utilizará sus propios recursos la primera vez, quizá luego extorsionará a algún ciudadano y después quizá algunos entren en complicidad con el crimen organizado. Todo por el mal uso de los recursos, porque se generan incentivos perversos. Porque la misma institución que los recluta y profesionaliza, después también los orilla a la corrupción.

Presidenta de Causa en Común.
@MaElenaMorera

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