Andrés Manuel López Obrador, candidato perpetuo y dueño absoluto de Morena, S.A. (empresa electoral subsidiada por el Estado), sigue en campaña con recursos públicos —léase: dinero de los ciudadanos— con el mismo discurso de ideas viejas y fórmulas mágicas. Sin ninguna propuesta seria contra la inseguridad, sin ninguna idea digna del siglo XXI en materia económica. Sin nada que ofrecer contra la corrupción, más que la purificación absoluta a los deshonestos que se conviertan a su causa como es el caso de varios ejemplares que él mismo absuelve con la única causa de que se fueron de su lado. Quienes se quejan de la falta de propuestas en las campañas políticas, bien podrían hacer un manual de cómo AMLO ha podido mantenerse en las encuestas sin una sola idea, más allá del discurso polarizante de la “mafia del poder” versus la “mafia del poder absuelta con carnet de militante de Morena”. Pero aun así, es claro que estará en la boleta.

El PRI, por su parte, sigue dando muestras claras de que el único principio válido en sus filas es no tener principios. Como si se tratara de un mal chiste, el PRI organiza mesas de reflexión sobre la corrupción, la honestidad y la rendición de cuentas, mientras sus legisladores han hecho hasta lo imposible para boicotear el Sistema Nacional Anticorrupción y hacen todo por elegir a un fiscal a modo, para evitarse problemas posteriores con respecto a su conducta pública, pero en la Asamblea del PRI anuncian nuevas reglas sobre ética y transparencia —es en serio— y con gran ovación se anuncia la creación de la Secretaría Anticorrupción.

Claro que había una especie de fascinación en los medios por un solo tema que, por supuesto, fue la razón por la que convocaron la Asamblea. Con la elocuencia que brinda el cinismo, anuncian a propios y extraños que han vuelto a cambiar sus estatutos para quitar los famosos “candados” a no militantes a fin de que puedan ser candidatos. En realidad, el PRI puede quitar o poner los candados que quiera, lo único que me preocupa es que quite el candado de la reja que tiene a sus ex gobernadores en la cárcel tanto nacional como internacionalmente. El partido que, por su desempeño en el gobierno, debería estar en la lona, perdido y más bien pensando en cómo no perder el registro, hoy se presenta ante los medios lleno de militantes sonrientes y optimistas y con un solo mensaje: “México gana, cuando gana el PRI”, increíble que así lo sientan pero, sobre todo, que lo expresen. De cualquier manera, anuncian el 18 y ahí estará el PRI, dando la lucha al estilo Coahuila y el Estado de México. No es poco el riesgo que esto entraña para México.

Mientras tanto, el PAN está pasmado. Sí, mientras todo un partido, Morena, se aglutina y trabaja para ganar las elecciones, el dirigente del PAN prefiere no decidir, porque no le favorece la información que tiene a la mano. Debe leerse la urgencia de México y que ya no estén pesando tanto las agendas y los tiempos personales de quienes verdaderamente deciden en el PAN. Si sigue promoviendo condiciones no democráticas, si persiste la posibilidad de una inestabilidad por cambiar al dirigente y se insisten en juegos de poder, entonces se abre la peligrosa posibilidad de que Acción Nacional, en detrimento de México, no esté a la altura del país.

POR CIERTO. Lamento mucho los hechos de Virginia. Sin duda, todo ese odio racista estaba presente en EU antes de Trump. Pero el discurso de odio desde la presidencia lo ha empoderado a niveles impensables. Como en Venezuela, queda claro que, cuando desde el poder se polariza a una sociedad, sólo se cosecha violencia del pueblo contra el pueblo. Mal haríamos en no entender la lección.

Abogada

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses