Se cumplen en esta fecha 63 años de la reforma al artículo 34 de la Constitución que permitió a las mujeres mexicanas emitir su voto. Son ya más de seis décadas en las que las mujeres hemos participado en política activamente, siguiendo el ejemplo de verdaderas pioneras como Elvia Carrillo Puerto, primera mujer elegida a una diputación local en Yucatán, y de otras destacadas mujeres como Florentina Villalobos, primera diputada federal del PAN en 1964 y primera vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Rosario Alcalá quien fuera la primera candidata a gobernadora en Aguascalientes, o Norma Villareal de Zambrano, primera alcaldesa por el PAN en 1967 en Garza García, Nuevo León.

Hablo también de mujeres valientes como Viola Corella, quien luchó contra el fraude electoral en Agua Prieta, Sonora, y hasta a la cárcel fue a dar injusta y arbitrariamente por defender el voto. Pero su voz, no fue silenciada, y llegó a ser diputada federal en la LIX Legislatura, en la que yo también serví al país con mucho orgullo. De mujeres como Eufrosina Cruz que desde Quiegolani, Oaxaca, llegó a ser la primera presidenta del Congreso del Estado y ahora inspira a miles de mujeres.

Pienso también en la gran labor por la democracia de miles de mujeres en estados como Baja California que hicieron una marcha contra el fraude electoral cometido a Salvador Rosas Magallón, pienso en las mujeres que en 1986 organizaron la resistencia civil activa y pacífica a favor de la democracia y la libertad en Chihuahua; pienso en las mujeres de San Luis Potosí que con cacerolas se plantaron en la plaza de armas contra el usurpador en el gobierno estatal; y cómo olvidar a Blanca Magrassi de Álvarez, esposa de don Luis H. Álvarez, trabajando por todo el país promoviendo a las mujeres. Estas y muchas historias han sido escritas para siempre por otra gran mujer panista y mexicana: María Elena Álvarez de Vicencio.

Este aniversario del voto femenino es una fecha para recordar la lucha de esas y de muchas otras mujeres que con gran valentía, con enorme inteligencia y con un gran amor por nuestro país se sobrepusieron a prejuicios, burlas, críticas y ofensas, y se decidieron a participar en la política. Pero el 17 de octubre no sólo debe quedarse en el recuerdo: esta debe ser también una fecha para reflexionar y para actuar.

La duda sobre si puede o debe haber liderazgos políticos femeninos está superada especialmente entre las generaciones más jóvenes. En mis conferencias en universidades y preparatorias no se pone en duda la posibilidad del liderazgo político de la mujer.

El 17 de octubre nos puede servir también para reflexionar sobre el papel que tenemos tanto mujeres como hombres dentro de la política, qué tipo de liderazgo tenemos que ejercer quienes tenemos una especial vocación en la política.

La respuesta es clara: un liderazgo ético, que hable con la verdad, que actúe con integridad y que busque servir y no servirse de los cargos públicos. Un liderazgo que sea incluyente, y que sin barreras de género, tome las decisiones que son mejores para todos. Porque en el servicio público no hay asuntos de hombres y asuntos de mujeres: en política los temas son de todos y de todas. Por eso, el aniversario del voto femenino no debe quedarse sólo para la memoria, sino servirnos como aliciente para la acción y para la dignificación de la política, en beneficio de toda la sociedad.

POR CIERTO. Ayer se llevó a cabo la carrera Yo Corro con México, quiero agradecer a los participantes y a los organizadores. Como causa se decidió apoyar a una fundación que lucha a favor de la prevención del cáncer de mama y ayuda a mujeres víctimas de esa cruel enfermedad, me refiero a CIMAB, a esa organización le agradezco la oportunidad que nos dieron de aportar algo y reitero mi reconocimiento por su labor y la de muchas organizaciones que dan esa batalla.

Abogada

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