Correos electrónicos desclasificados del Departamento de Estado norteamericano revelan que la secretaria, Hillary Clinton, “ayudó” a romper el monopolio de Pemex y abrir a México a las trasnacionales. El “DeSmogBlog” comenta que los correos revelan el papel de Clinton en esa apertura y exhiben a tres de sus empleados que, con su embajada en México, operaron la trama: Gold-wyn, Pascual y Brown; concluida, pasan al sector privado para beneficiarse de negocios impulsados.

Exhiben arreglos simuladores: respecto al Acuerdo Transfronterizo, para EU un logro, para explotar en aguas mexicanas, aceptando que México lo presentara como “defensa de sus recursos naturales”; los funcionarios norteamericanos evitan todo comentario de su participación, aceptando que “México diga una cosa para el público y haga otra”; EU dirige clandestinamente la reforma y ambos gobiernos se entienden para avanzar engañando al pueblo de México.

Los correos confirman realmente lo denunciado desde el planteamiento de la reforma energética: ésta fue un acuerdo con EU para entregarle nuestros recursos. Se aportaron documentos: del Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano, presidido por Richard Lugar, a tres semanas de la toma de posesión de Peña, que ante la preocupación del descenso de nuestras exportaciones petroleras, informa haberse entrevistado con el presidente electo y su equipo, logrando información de que habría una futura reforma energética, para permitirles a sus empresas entrar a México para recuperar la exportación de crudo; el informe al Congreso de EU del ex embajador Pascual, ya entonces coordinador internacional de energía, explicando que nuestra desnacionalización eléctrica permitiría a las empresas norteamericanas establecerse desde aquí a todo el hemisferio, negocio de 1.4 trillones de dólares.

Enmarcan lo anterior, acuerdos entre México y Estados Unidos, como el ASPAN y otros, que explicitan el objetivo geopolítico de los EU: “la integración de nuestros recursos energéticos al mercado norteamericano” y la reforma energética está diseñada por EU para esa integración, los correos desclasificados lo confirman.

Finalmente, la instrumentación de la reforma está operada por IHS, consultora global especializada en energía, domiciliada en Colorado, y reaparece Carlos Pascual, ahora como su vicepresidente domiciliado en México: “en donde tengo la oportunidad de platicar con los jugadores fundamentales”, para dirigir desde aquí el programa de integración en beneficio de EU. Lo precisa el 23 de julio, en el Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes, con un informe sobre la instrumentación de la reforma energética, con una precisión aquí desconocida. Pontifica: la reforma constitucional fue “apoyada por las dos terceras partes del Congreso, Peña Nieto reconoció que era saludable la apertura para sostener el desarrollo de México y el empleo”; sabihondo explica la Ronda Uno: “a partir de ahí Pemex tendrá que subsistir con sus propios recursos”, justifica el mal resultado por errores de México “que sabrá corregir”; describe toda la estrategia de gasoductos y oleoductos, de Arizona a Mazatlán, de Texas a Aguascalientes y Querétaro, de Brownsville a Tuxpan, con inversiones de BlackRock y First Reserve, compran gasoductos de Pemex y, además de hacernos dependientes, afirma Pascual, beneficiarán a General Electric, Ford, General Motors, Boeing, Intel, y grandes empresas que inviertan en México para establecer plataformas globales de exportación; anuncia la compra de refinerías y venta de gasolina como oportunidades de negocios para EU; describe su entrada al sector eléctrico, como el mejor negocio para Peña, más rápido de instrumentar que el petrolero, que le permitirá ganar tiempo y elecciones.

Patética respuesta a los correos, de Penchyna, Coldwell, Guajardo, Meade: “aunque sean ciertos, son falsos”, “producto totalmente mexicano”, “inspiración histórica”. Simulación: diseño, operación y beneficio para EU.

Senador de la República

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