Una de las mayores preocupaciones en los agentes económicos en el transcurso del año, es el avance de los precios. Durante la primera quincena de abril, la inflación se ubicó en 5.62% a tasa anual, un dato que supera el rango objetivo del Banco de México (Banxico) que es de 3.0%, más/menos una variación de 1%.

Solamente, en la Zona Metropolitana de la CDMX, el Índice de Precios Metropolitano, calculado mensualmente por Consultores Internacionales, S.C. (que abarca un levantamiento de más de mil 250 cotizaciones de productos y servicios específicos) para el mes de marzo de 2017, muestra una variación de 5.02%.

La evolución de la inflación en este año se debe en mayor medida al avance en el rubro de energéticos (principalmente gasolinas), que tiene una elevada ponderación dentro del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), y el incremento en los precios de algunos bienes importados, por el efecto de un dólar más caro respecto al nivel del año anterior.

Pero ¿qué implicaciones sobre la economía real tiene el avance de la inflación? Una mayor inflación merma el poder adquisitivo de los salarios y el ingreso disponible, por lo tanto tiene un efecto negativo en el consumo.

Tan sólo el índice de la Canasta Básica en marzo incrementó 7.84%; para las empresas la inflación del Índice Nacional de Precios Productor fue de 9.5%; y en el sector industrial llegó a ser de 13.2 % anual.

Hasta el momento uno de los motores de la economía mexicana ha sido el mercado interno, pero en el momento en el que el consumo empiece a mermarse, el crecimiento económico también, con ello pueden venir menores empleos, inversión e ingreso disponible.

Esta es la razón por la que a todos nos interesa el comportamiento de la inflación.

Históricamente, México ha padecido episodios amargos en momentos en que la inflación ha crecido de forma desbordada o de hiperinflación. Uno de ellos fue en los primeros meses de 1988, cuando el INPC tuvo una variación por arriba de 175%, o bien en enero de 1996, cuando el aumento fue de 51.72% anual. Gracias a hitos importantes como la autonomía del Banxico, conseguida en 1994, y a su intervención oportuna con instrumentos de política monetaria, la inflación desde abril de 2000 se mantiene en un dígito.

Si bien, hoy en día estamos lejos de un escenario hiperinflacionario, el comportamiento a futuro del INPC preocupa por la tendencia proteccionista en Estados Unidos, que ha señalado que podría tomar con acciones como abandonar el TLCAN, aplicar impuestos como el BAT (ajuste fronterizo por sus siglas en inglés), lo que llevaría a una completa distorsión de los precios relativos, que hasta ahora se han logrado mantener estables gracias a la integración comercial.

Esta postura tendría efectos en la movilidad de los factores productivos, pilar importante que, de acuerdo con la teoría económica neoclásica, es necesario para mantener el equilibrio en los mercados.

Verbigracia, se anticipan medidas antimigratorias con efectos en el factor trabajo y en el nivel salarial en ambos países; frenos a la inversión extranjera directa, como sucedió con la industria automotriz con la cancelación de la planta de Ford en San Luis Potosí al inicio del año, además en el caso de mayores aranceles o una salida de Estados Unidos del TLCAN, se presentaría un incremento en el precio de las mercancías importadas.

¿Hasta qué magnitud podríamos esperar un incremento en precios? Aún bajo el escenario más catastrófico para el futuro del TLCAN, no se puede esperar que tengamos procesos inflacionarios tan elevados como en el pasado, pero sí distorsiones en el proceso de formación de precios que podrían reducir el ingreso real de la población, menor consumo, con afectaciones a la demanda agregada y al crecimiento económico.

Además hay que considerar que las tasas de referencia van en ascenso y este año el costo del dinero podría aumentar a 7.0% desde 6.5% actual, pero el endurecimiento de la política monetaria se debe vincular con el de la política fiscal de manera eficiente y responsable; a fin de evitar los errores del pasado que nos llevaron a procesos de recesión o estanflación.

Las presiones inflacionarias van a continuar, pero no hay que caer en especulaciones. El Banxico ha demostrado intervenir de manera responsable y oportuna en el cuidado de la inflación; las empresas hoy cuentan con mecanismos de financiamiento más eficientes y transparentes para el manejo de sus pasivos; adicionalmente, los consumidores tenemos mayor información en el manejo del crédito.

Los riesgos están ahí y debemos estar atentos a un cambio de paradigma, los cuales también representan oportunidades y hay que saber canalizar esas oportunidades, con información actualizada y con la asesoría de expertos.

Presidente de Consultores Internacionales S.C.

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