Las negociaciones de la Secretaría de Gobernación (Segob) con el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y el anuncio de la creación de una cooperativa con la empresa portuguesa Mota-Engil que operará 14 plantas de la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), demuestran la incompetencia del gobierno de resolver de fondo los graves problemas políticos, mucha veces generados artificialmente.

Desde 1989, cuando por decreto del presidente Carlos Salinas de Gortari se revivió a la LyFC en liquidación, la mala administración del SME llevaron a la quiebra a la empresa. Era de todos conocido las pérdidas millonarias: el abuso en las condiciones laborales que otorgaron a los trabajadores privilegios que no tenía ninguna empresa de energía en el mundo; períodos vacacionales extraordinarios, préstamos y permisos sin límites, jubilaciones anticipadas con prestaciones y sueldos íntegros que se ajustaban anualmente igual que los trabajadores en activo.

En las revisiones de la cuenta pública que como diputado federal me tocó revisar, el pasivo laboral era de casi 35 mil millones de pesos; se reportaban pérdidas en talleres y almacenes donde se robaban prácticamente todo lo que tenía valor comercial; el sindicato negociaba con industrias y gobiernos municipales exentando el pago del consumo eléctrico a sus trabajadores, empleados y a ciertos sectores y grupos de interés político.

En 2009, cuando el gobierno de Felipe Calderón evaluaba la situación de la LyFC, la empresa reportaba pérdidas de energía hasta de 32% y morosidad en el pago por siete mil millones de pesos. Se clasificó como la empresa eléctrica más ineficiente del mundo y era imposible resolver el problema sin la liquidación del peor sindicato que pueda tener cualquier empresa.

¿Cómo se explica la negociación de la Segob con los responsables de la quiebra de la LyFC y del robo a la nación de miles de millones de pesos?, ¿en qué país se premia a quienes roban a la nación?, ¿ por qué no mejor revisan las cuentas bancarias y propiedades de los dirigentes del SME, donde podrán comprobar el escandaloso enriquecimiento de la mayoría? Sólo hay una respuesta: corrupción.

La empresa Mexican Light & Power conocida como Mexlight, obtuvo la concesión en 1898 para distribuir energía eléctrica en el Valle de México, hasta que en 1960 Adolfo López Mateos ordenó la nacionalización de las empresas eléctricas extranjeras. Mexlight se convirtió en la LyFC. En 1974, el presidente Luis Echeverría ordenó la liquidación de la compañía y su fusión con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que se había creado en 1949 por decreto de Miguel Alemán.

Ésto nunca se cumplió y la empresa operaba en un esquema “bajo liquidación” que tampoco se concretó, principalmente por negociaciones de la dirigencia sindical con los gobiernos en turno. Desde esa fecha, la situación de LyFC empeoraba.

El 10 de octubre de 2009, Calderón Hinojosa decretó la extinción de la empresa y la liquidación del sindicato. Esta acción fue aprovechada por políticos para atacar al gobierno. Después de movilizaciones, ataques y acciones jurídicas que llevaron el asunto hasta la Suprema Corte de Justicia, el 5 de julio de 2010, los ministros del máximo tribunal avalaron el decreto.

No cabe duda que el gobierno federal se empeña en ir en reversa en lugar de avanzar. A los amigos portugueses les recomendamos que analicen mejor en lo que se están metiendo.

Twitter @JL_Luege

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