El 1 de enero de 1994 iniciaron nuevos derroteros para México a raíz de que ese día inició el TLCAN ‘94, pacto que cambiaría el rumbo económico del país y acrecentaría nuestra relación comercial con Estados Unidos. Los hechos, para 1993 nuestro país colocó en el vecino del norte mercancías con un valor de 42 mil 850.9 mdd; en el primer año del TLCAN las ventas a Estados Unidos ascendieron a 51 mil 645.1 mdd, es decir, hubo un crecimiento de 20.52%. Si comparamos las exportaciones que colocamos en Washington en 2016 (que fueron del orden de 294 mil 151.3 mdd) con relación a 1994, el crecimiento fue de 469.56%.

Por ello, es significativo el proceso que inició en Washington el 16 de mayo, con base en la Autoridad de Promoción Comercial, cuando la Casa Blanca anunció a su Congreso, bajo el amparo del artículo 1, fracción 8 de su Constitución, que comenzarían las audiencias públicas para conocer el sentir de los diversos sectores sobre la renegociación del TLCAN. A un mes de haber iniciado las consultas, este 17 de julio se establecen los derroteros del futuro comercial de México, donde el representante comercial de Estados Unidos presentará los intereses que tiene su gobierno sobre lo que puede ser el TLCAN ‘19.

El próximo 16 de agosto es la fecha para iniciar la renegociación del tratado, por lo que, con base en la agenda que propuso LACEN a la Secretaría de Economía, se estarían negociando cuatro grandes grupos: 1) Tradicionales, 2) de Oportunidad, 3) Sensibles y, 4) Críticos. Veamos el planteamiento.

En el primer grupo (conformado por procedimientos aduaneros, barreras técnicas al comercio, medidas sanitarias y fitozoosanitarias, y sector agropecuario) está la nueva armonización comercial de América del Norte que se puede fortalecer a través de la optimización de los mercados a través de la complementación económica vía creación de comercio. De hecho, es aquí donde radica la cooperación de seguridad comercial de México con Washington.

En el segundo grupo, compuesto por energía y petroquímica básica, comercio transfronterizo de servicios; inversión, servicios y asuntos relacionados; servicios financieros, política en materia de competencia, monopolios y empresas del Estado, y entrada temporal de personas de negocios, es donde tenemos una gran oportunidad para impulsar el mercado interno; de hecho, podemos afirmar que, con el nuevo marco jurídico que México tiene, nos preparamos con antelación a la renegociación. Lo que debemos hacer es que prevalezca el tejido industrial nacional e impulsar la creación de empleo y con ello repuntar el bienestar social.

El tercer grupo, donde se aglutinan compras del sector público, telecomunicaciones y propiedad intelectual, es sin duda muy sensible para el desarrollo mexicano, ya que estarán presentes los temas negociados en el TPP, por lo debe prevalecer el interés nacional que se refleja en el marco jurídico emanado de las reformas estructurales para proteger a las sociedades originarias y a la pyme.

Sin duda, el grupo cuatro, conformado por reglas de origen, prácticas desleales en materia de dumping y subsidio, tipo de cambio, medidas ambientales, además de un posible esquema laboral para trabajadores agrícolas mexicanos, sin duda será el más crítico en la renegociación del TLCAN ‘94, ya que México puede perder IED automotriz europea y asiática si Estados Unidos endurece las reglas de origen del sector. De igual manera, a Banxico se le violaría su autonomía si predomina el tema de tipo de cambio. México debe buscar que imperen los capítulos XVIII, XIX y XX del TLCAN ‘94, vinculados con los artículos VI y XVI del GATT ‘94 en materia de solución de diferencias, además de que esté presente el Acuerdo de París. Asimismo, México podría negociar seguridad financiera para la mano agrícola y ofrecer cobertura sanitaria para la misma.

Debemos considerar que 26.5% de nuestra riqueza nacional es resultado de 81.2% de las exportaciones que dirigimos a Estados Unidos. Las empresas IMMEX (6 mil 107 firmas) ponen en el mercado estadounidense 79% del total de las ventas manufactureras y agroindustriales de su oferta. De la IED que México atrajo en 2016 (27 mil 381 mdd), 93% provino de Estados Unidos.

A su vez, de esta inversión, 91% se canaliza al sector industrial-manufacturero-automotriz, que conforman las dos cadenas globales de valor más importantes afincadas en territorio nacional, armadora-automotriz y autopartes-componentes, que exportan 92% de su producción a nuestro vecino del norte.

Sin duda, el desarrollo de México de los próximos 20 años mucho depende de la consolidación del TLCAN.

Profesor del Centro de Relaciones Internacionales, UNAM y Coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN)

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