Finalmente, golpe a la CNTE

Cuando el gobierno anunció que se suspenderían indefinidamente los exámenes de evaluación educativa a los maestros, hubo diversas interpretaciones al respecto, desde que el gobierno se había dado un tiro a la sien en lo que le restaba de la administración, hasta que se trataba de una jugada táctica para distender el ambiente en vísperas electorales, pero que tras los comicios se anunciaría la reanudación de la evaluación, como ocurrió. Y había también la tesis de que con esa jugada se buscaba desatar la animadversión de la opinión pública a los líderes magisteriales, lo que más tarde permitiría al gobierno dar un golpe de mano a los privilegios y pretensiones del magisterio, mismo que sería apoyado por la mayoría de la sociedad. Estamos justo ante un golpe espectacular a la sección 22 de la CNTE en Oaxaca, al quitarle el control del Instituto Estatal de Educación Pública de Oxaca (IEEPO).

Dependiendo de si se logra sostener la decisión (hay quienes lo dudan), habrá varios ganadores. El gobierno de Enrique Peña podrá ofrecer algo, lo que hace meses no logra, y más bien va de traspié en traspié quedando pasmado a cada golpe. Eso ayuda a mejorar su imagen, sin duda. Gabino Cué, gobernador de Oaxaca (hasta ahora, de jure, más que de facto), lograría reivindicarse en cierta medida por los cinco años de inacción que ha mostrado, cuando quedó postrado ante la Sección 22 de maestros (quien fue su aliada en los comicios de 2010), siendo el suyo un gobierno pintado en la pared, totalmente fallido para detener el constante embate y abusos de los maestros (que no dan clase), que a golpe de chantaje y movilización impusieron todas y cada una de sus condiciones y caprichos. Dijo Cué, ante ello, que era imposible enfrentar la movilización de miles de maestros sin entrar en una situación de caos y anarquía. Se requería, al menos, la intervención federal, misma que ahora se le ha proporcionado.

Y en efecto, parte del problema de la transición política mexicana es que el poder formal quedó más distribuido (entre la Presidencia, los gobernadores y otros poderes formales del Estado, como los congresos y Poder Judicial), en tanto que muchos poderes fácticos, incluso legales (para no hablar del crimen organizado) quedaban con toda la fuerza que en su momento les concedió el Estado mexicano. En aquellos tiempos, fueron creados dichos poderes en apoyo del régimen priísta a partir de diversos privilegios frente a grupos rivales, cuyo principal objetivo además era político y electoral, que quedaba como prioridad por encima de sus objetivos esenciales, su razón de ser (en este caso, la educación). “Su función es dar clases” tiene que recordarles Cué a los maestros oaxaqueños. Por eso no extraña que los líderes magisteriales vean como normales sus privilegios que ahora pretenden defender hasta con las uñas del impulso que busca dar a tales órganos (el magisterio) la función que siempre debió tener. Y por eso ven como normal dedicar su tiempo a la acción política más que la educación; así fueron creados (y de ahí el enorme rezago histórico de la educación mexicana). Pero justo por eso se mantienen en el pasado y se niegan a la actualización que el país demanda.

Por eso mismo tampoco extraña el apoyo que López Obrador le ha ofrecido a la CNTE, pues justo su propuesta consiste en el retorno al pasado y la negación al futuro (de ahí que proponga retornar a la Constitución de 1917 sin cambiarle ni una sola coma). Lo que se pretende con los cambios en educación no es privatizarla, como reza el discurso magisterial, sino justo lo contrario, devolverla a la nación quitándola de las manos de los líderes magisteriales, que hasta ahora la han manejado como coto privado, y se niegan a devolver su control a la nación. Advierte Cué que, ahora sí se aplicará la ley a quien la violente: “Si el orden se transgrede, es violatorio de la norma, y también quien lo haga será sancionado”. Más vale tarde que nunca, pero debe ser consistente con esta importante decisión de poner bajo control a este abusivo y radical poder fáctico.

Profesor e investigador del CIDE