En un mundo crecientemente interconectado por el intercambio de bienes, servicios y los flujos financieros, los eventos locales, regionales y nacionales tienen efectos globales. Si la odisea de la crisis fiscal y económica griega no sólo afectó a la Unión Europea (UE), sino al resto de las economías, ahora la repercusión de la salida de Reino Unido nos sacudirá a todos mucho más. Aquí algunas razones por las que nos afectará a los mexicanos:

Primera, Reino Unido, con 3.8% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial es la quinta economía más importante del mundo, antecedida sólo por Estados Unidos (22%), China (13.3%), Euro Zona (17.2%) y Japón (5.9%). Su salida de la UE implica que todas las ventajas que se derivaron del libre comercio, aduanas, armonización de marcos jurídicos y otras se reducirán. Esta pérdida de ventajas afecta negativamente a la actividad económica tanto de Reino Unido como de la UE. Menor actividad económica es por lo tanto menor creación de empleos, menos recaudación impositiva, lo que lleva a medidas de austeridad. Esto en consecuencia afecta a la tasa de crecimiento del PIB global y al potencial de crecimiento global, lo que afecta a la demanda de exportaciones de la economía mexicana. Menos exportaciones mexicanas afectan en la creación de empleos y la recaudación de impuestos de las actividades manufactureras ligadas a la exportación.

Segunda, aunque el comercio exterior de México con Reino Unido no sea tan importante, nuestros socios comerciales, especialmente Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea sí tienen un gran intercambio de mercancías, servicios y flujos financieros con Reino Unido. Reino Unido importa de la Unión Europea 44% del total de sus importaciones y exporta 36.5% del total de sus exportaciones. Por lo tanto, si se afecta a nuestros socios comerciales, nos perjudican también.

Tercera, la salida de Reino Unido de la UE representa una fuerte perturbación dentro de los grandes bloques de la economía global; en consecuencia se produce una gran incertidumbre. Esta incertidumbre se deriva por todas las incógnitas que empezarán a gestarse. Precisamente al no saber cómo se van a resolver tantos aspectos en la relación entre británicos y europeos, se crea incertidumbre que se refleja en la variación del tipo de cambio. Y esas variaciones en el tipo de cambio, inducidas por la búsqueda de divisas que brinden mayor seguridad, afectan depreciando al peso mexicano e introduciéndole volatilidad. Naturalmente todas las monedas de economías emergentes también se ven perjudicadas.

Cuarta, la pérdida de certeza en la relación entre economías ocasiona que los costos de transacción para concretar negocios se eleven. La incertidumbre parte porque aún no se sabe cuándo y cómo se dará dicha salida. Esto frena la toma de decisiones de inversión. Además el no saber aumenta tiempos y hace un mayor uso de recursos en la búsqueda de reducir incertidumbre. Por lo tanto las ganancias en productividad que se dieron por la unión económica se deteriorarán. Reino Unido obtuvo un tratamiento favorable, entre otras razones, porque no entró a la unión monetaria del euro. Reino Unido pudo mantener la libra esterlina, y con ello disponer de un instrumento fundamental de la política económica como lo es la política monetaria. Así pudo sortear mucho mejor que las otras economías europeas, salvo la alemana, la gran recesión de 2009, cuyos efectos siguen causando secuelas.

Quinta, con elecciones en Estados Unidos, donde se han radicalizado las posiciones entre los candidatos republicano y demócrata, esta salida no es un buen precedente. Donald Trump ya festejó y aplaudió la salida de Reino Unido de la Unión Europea, pese a la opinión calificada y educada. Esto le dará a Trump el impulso para proponer medidas aun más descabelladas contra México, más allá de la barda que pretende construir y que paguemos los mexicanos.

¿Qué podemos hacer en estos momentos de incertidumbre? Nos toca hacer muy bien la tarea, lo que incluye echarle toda la leña al asador y apostarle al Estado democrático de derecho; a combatir la corrupción y la evasión fiscal; gastar mucho mejor y de preferencia en infraestructura que potencie las actividades productivas. Es tiempo para impulsar las zonas económicas especiales y aterrizar las reformas estructurales con mejor educación y mejores servicios en las telecomunicaciones y el sector energético.

Economista.

@jchavezpresa

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