Tiene todas las características de una caminata placentera, pero igual se le considera un deporte extremo. Consiste en realizar travesías por parajes naturales, ya sean llanos, montañas, bosques, selvas o desiertos, con fines artísticos, científicos o de aventura. El novelista y dramaturgo Johann Wolfgang von Goethe (1749- 1832) decía: “Una aventura es siempre algo extraordinario para el que tiene el alma aventurera”.

El excursionismo nació con las ideas filosóficas del renacimiento, que preconizaban una vida plena mediante el contacto con la naturaleza. Como deporte, tiene similitudes con el turismo ecológico, la espeleología y el alpinismo.

Lo más agradable de este singular pasatiempo es la posibilidad de disfrutar de las maravillas del paisaje, así como de la pureza del aire, la belleza de los bosques, la musicalidad de los manantiales o el rumor del viento entre los árboles. El poeta Japonés, Onitsura, escribió: “Hay brisa fría/. Y en el techo del cielo/ los pinos hablan”. La excursión se realiza a pie, con esquíes, en bicicleta o a caballo. No en vehículos de motor, obviamente, puesto que con ello pierde su condición de deporte. Entre las normas que la rigen, destacan la seguridad, indispensable debido a la variedad de situaciones que pueden ocurrir, y la obligatoriedad de no afectar el medio ambiente.

El poeta chileno Pablo Neruda señaló: “Si no escalas la montaña, jamás podrás disfrutar del paisaje”. Sin embargo, para que el disfrute sea pleno, hay que elaborar un plan. Este debe considerar las probables condiciones climáticas, el equipo y las vituallas necesarias, mapas, esquemas de rutas a seguir, teléfonos de emergencia, botiquín, brújula, etc.

La belleza de los valles, bosques, ríos, lagos y montes siempre ha seducido a los amantes de la naturaleza. El placer de explorar lugares lejanos no se limita al ejercicio y esparcimiento que conlleva, sino que influye en todos los aspectos de la vida, sobre todo por las experiencias y satisfacciones que procura. En su tiempo, el poeta italiano, Petrarca (1304- 1374) dijo: “Se encaminan los hombres a admirar las cimas de las lejanas tierras y a la orilla del océano, olvidándose mientras tanto de sí mismos.” Y tras haber realizado una excursión por los bosques de Ardenas, ubicados al norte de Francia y sur de Bélgica, escribió: “¡No es de los árboles el rumor que me seduce!/ ¿No oigo bien? Es el aire en las ramas/, el piar de las aves, el murmullo del agua/ al huir por entre la verde hierba”.

rjavier_vargas@terra.com.mx

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