La inversión en educación superior, ciencia, tecnología e innovación ha sido reconocida en el mundo como un elemento indispensable para incrementar la productividad y la competitividad de las naciones y, de manera más importante, para asegurar el bienestar y el desarrollo social de su población. Los estudios y correlaciones existentes explican con toda objetividad la relación dialéctica que existe entre el conocimiento y el desarrollo.

En México la inversión nacional en educación superior asciende a 1.4 puntos porcentuales del PIB, cifra por debajo del promedio de los países de la OCDE que asciende a 1.9%. Esta situación se refleja en una tasa de cobertura bruta de este nivel educativo inferior a la de países como Argentina (80.3%) o Chile (78.7%) e incluso por debajo del promedio de América Latina y el Caribe (43.7%). En el ciclo escolar 2015-2016, México avanzó de manera importante, logrando una cobertura de 35.8%, sin embargo, ésta es aún insuficiente, a la luz de la meta para 2018 de 40%, establecida en el Programa Sectorial de Educación.

En los últimos años las instituciones públicas de educación superior (IES) han hecho un gran esfuerzo por contribuir al alcance de esa meta, ofreciendo una educación pertinente y de calidad. Para ello, no sólo han aprovechado al máximo los recursos públicos que reciben tanto de la Federación como de los gobiernos estatales, sino que además, han incrementado su capacidad de generar recursos propios y logrado una mayor eficiencia en sus procesos internos, lo que les ha permitido incrementar la matrícula que atienden en proporciones muy superiores al crecimiento de los recursos con los que cuentan.

La labor y el impacto en el desarrollo local, regional y nacional de las IES no se limitan solamente a las actividades que ocurren en las aulas. Es necesario destacar que más de 90% de la investigación científica en el país ocurre en el seno de estas instituciones. Sin embargo, aunque hemos avanzado en los años recientes, no hemos logrado alcanzar la meta del gasto nacional de 1% del PIB establecido en la Ley de Ciencia y Tecnología y en el Peciti, pues aún estamos lejos con el 0.61% y con una débil participación del sector privado. Asimismo, las IES cumplen funciones de extensión de los servicios, la vinculación y la difusión cultural en las localidades donde se encuentran situadas, ofreciendo espacios, instalaciones y actividades al servicio de toda la población, cuya operación y mantenimiento están a su cargo. Aspectos primordiales del desarrollo social y humano.

Es por estas razones que vale la pena continuar invirtiendo decididamente en estos rubros, no obstante la coyuntura económica y financiera por la que atraviesa nuestro país. De ahí que la ANUIES, en nombre de las instituciones de educación superior que la integran, reconoce ampliamente el esfuerzo financiero y el compromiso de los distintos órdenes de gobierno con la educación superior, y hace un llamado respetuoso a todos los actores de la sociedad a continuar invirtiendo recursos crecientes en la formación de profesionales de alto nivel y ciudadanos con un alto sentido de responsabilidad y compromiso social; en la generación y aplicación de conocimientos que resuelvan los grandes retos y problemas actuales y futuros que enfrenta la sociedad mexicana; en promover en el territorio nacional la vinculación, el arte, la cultura y el deporte, para contribuir responsablemente con el desarrollo económico, social, ambiental y cultural del país al que todos aspiramos.

Secretario general ejecutivo de la ANUIES

jaime.valls@anuies.mx

@jaimevalls

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