La Reforma Educativa ha enfrentado luchas de poder cupular entre autoridades educativas, el SNTE, la CNTE y varias entidades federativas.

Lo que sigue en su implementación, es un cambio profundo dentro de las aulas.

Si la reforma no pasa por las aulas, todo el esfuerzo habrá sido reducido a lo laboral.

Afortunadamente, este cambio no significa ninguna lucha de poder. Acaso, una lucha contra la obsolescencia.

Contrario a la “opinión publicada”, los maestros están abiertos y gustosos a capacitarse y aplicar un nuevo modelo educativo. Así siempre lo han hecho y así se ha comprobado en decenas de escuelas públicas con la aplicación del modelo de Escuela Nueva.

Los directores están empoderándose al conocer la decisión de la Secretaría de Educación Pública de transferirles directamente los recursos para mejorar la infraestructura escolar. Sienten, por fin, la confianza de la autoridad educativa en ellos.

Los padres de familia poco a poco, encuentran un nuevo espacio de participación social en los consejos escolares.

Y, principalmente, los niños y jóvenes del país están esperando la oportunidad de ser mejores y labrarse un futuro.

Ahí están las piezas del ajedrez y el tablero está dispuesto.

Creo que el mayor reto está en la autoridad educativa y en el juego que esté dispuesta a realizar.

Llevamos años escuchado de algunos medios y organizaciones civiles, severas descalificaciones al maestro y a la escuela pública. Muchas críticas son reales, pero el problema ha sido generalizarlas. Ese maltrato ha ofendido a todos los maestros. Así se apreció en la consulta nacional que realizó el año pasado el secretario Chuayffet.

Lo que procede hoy, es iniciar la nueva etapa de la reforma, la del cambio profundo de la escuela para alcanzar la calidad educativa. ¿Qué hacer?

1) Diferenciar la función administrativa de la función académica. Los directores de escuela están agobiados por la carga administrativa que les drena energía, tiempo y atención del logro académico.

2) ¿Por qué no responsabilizar a Sedesol de la alimentación de los alumnos en la Escuela de Tiempo Completo? Hoy la SEP da de comer diariamente a 1.6 millones de niños. Esto debe continuar e incluso crecer, pero la SEP debe concentrarse en elevar el nivel académico.

3) El programa de Escuelas de Calidad invierte la mayor parte del presupuesto en infraestructura. Debería priorizarse la inversión en el componente pedagógico para fortalecer el logro académico para elevar calidad y separarlo de mejoras materiales.

4) Revalorar la función docente y al maestro mexicano, con capacitación para un cambio de método de enseñanza. El mundo se encamina al aprendizaje colaborativo.

5) Se deben tener consejos de participación social reales y no sólo en oficios de instalación. Dejar de simular es parte del nuevo juego.

6) Integrar la música, deporte y tecnologías de la información al currículum educativo producirá resultados sorprendentes.

7) Evaluarlo todo mediante resultados en el aprendizaje y no sólo por acciones desarrolladas.

Todo lo anterior no requiere mayor presupuesto, sino reorientación del esfuerzo. Lo sabe y apoya la SEP, el SNTE y la sociedad. ¿Qué estamos esperando?

Presidente Ejecutivo de Fundación Azteca.
@EMoctezumaB
emoctezuma@tvazteca.com.mx

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