Creyeron que aquello no cambiaría, se sentían seguros, confiados. Pero después de la elección de Donald Trump como presidente, quien afirmó durante su campaña que el día uno en la Casa Blanca echaría abajo todas las órdenes ejecutivas de Obama, una de las cuales protege de la deportación a los jóvenes dreamers (soñadores); pero también habló de deportar a millones de indocumentados, se refirió en particular a los mexicanos indocumentados como criminales y violadores, ofreció construir un muro para evitar la migración indocumentada desde México… Con Trump para los dreamers se abrió una dolorosa incertidumbre. Y ¿si su mundo se viniera abajo de nuevo… si tienen que vivir nuevamente el temor de ser deportados en cualquier momento y todos sus esfuerzos en el trabajo y el estudio fueran en vano?

Impensable. Están dispuestos a luchar, lo han hecho casi toda su vida. Esperan que el presidente electo los llame… Están organizados, tienen raíces en las universidades y en las comunidades con las que trabajan. Los 800 mil jóvenes protegidos de la deportación y capaces de trabajar a través del DACA (la orden ejecutiva expedida por Obama en 2012 y refrendada en 2014) “deben seguir siendo protegidos como deben serlo sus familias y miembros de la comunidad” afirma una de las principales organizaciones de jóvenes United We Dream (Juntos Soñamos). Han construido muchas organizaciones, pero sobre todo tienen el apoyo de las universidades. Son en su mayoría latinos pero también de otras nacionalidades.

Viven tensión e incertidumbre los cientos de miles de dreamers que se beneficiaron de la Orden Ejecutiva del presidente Obama para no ser deportados, poder estudiar en las universidades como cualquier estadounidense, poder trabajar y tener una licencia de manejar. ¿Quiénes son los dreamers? Son hijos de indocumentados que entraron a Estados Unidos sin papeles, cuando eran menores de edad en general con sus padres, algunos de ellos incluso como menores no acompañados. Vivieron su niñez y juventud en alguna ciudad de Estados Unidos, fueron a la escuela, hablan inglés, son educados y lucharon por obtener el permiso de estudiar y trabajar. Hoy cientos de miles son parte de los estudiantes de las universidades, bien integrados y capaces.

Nunca antes una generación de jóvenes indocumentados tuvo oportunidad de estudiar y trabajar en Estados Unidos sin estar en las sombras, nunca antes fueron tantos a las universidades y han sido tantos los que aportan sus mejores esfuerzos también en el trabajo. Forman parte de la generación de los millennials (entre los 18 y los 30 años) y estudian con ahínco, están integrados, no son distintos, son parte de las comunidades universitarias y laborales. Sufrieron durante la mayor parte de su vida el miedo a la deportación, a la separación de las familias, a saber que era posible que un día al regresar de la escuela, siendo niños o adolescentes, no encontraran a sus padres que habían sido deportados.

Durante muchos años tuvieron esperanzas de que una reforma migratoria pudiera arreglar la situación de ellos y sus familias. Pero todo se vino abajo en dos ocasiones. Primero a través de las dos fallidas reformas migratorias que se discutieron en el Congreso, una durante el gobierno de George W. Bush donde los senadores Ted Kennedy y John McCain formularon un proyecto bipartidario para que se aprobara la reforma migratoria, fracasó. Luego hubo otro intento fallido durante el gobierno de Barack Obama, aprobada en el Senado y fue rechazada por la Cámara de Representantes. Se abrió de nuevo la esperanza con la iniciativa del Dream Act, que también se discutió en el Congreso y luego naufragó. Grupos de dreamers se fueron integrando en las universidades, comenzaron a abrirse, a reconocer públicamente que eran indocumentados… no hubo rechazo sino apoyo solidario de sus compañeros… Integraron un movimiento nacional, y finalmente en 2012 el presidente Obama emitió la orden ejecutiva DACA por sus siglas en inglés.

Los jóvenes inmigrantes y sus familias pagan 495 dólares cada dos años para ser parte de ese programa que ha probado ser exitoso para 95% de los beneficiarios que trabajan o estudian. El 61% ha podido aumentar sus ingresos lo que dicen orgullosos les ayuda a apoyar a sus familias. Se manifiestan solidarios en contra de la deportación de latinos y mexicanos, pero también de musulmanes.

Los dreamers tienen una esperanza, hace unos días los senadores Lindsey Graham, republicano de Carolina del Sur y Richard Durbin, demócrata de Illinois afirmaron que junto con otros senadores trabajarían en una legislación para proteger a los jóvenes inmigrantes. Son tiempos de incertidumbre. Para el gobierno de México éste deberá ser un tema prioritario de la relación bilateral.

Periodista y analista de temas internacionales

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses