Cuando el pasado domingo The New York Times publicó un editorial bajo el título de ¡A votar! Latino Voters Can Make a Difference, subrayó la importancia del voto latino en las elecciones presidenciales del próximo 8 de noviembre. El llamado a los ciudadanos estadounidenses de origen latino a votar tiene sentido porque la elección presidencial será muy competida, pero además por la importancia creciente del voto de esta minoría que es ya en Estados Unidos la primera por su número. Tiene importancia también por la política del candidato republicano Donald Trump contra los mexicanos, por construir un muro en la frontera para impedir el paso de indocumentados a los que acusa de delincuentes, violadores y traficantes y deportar a 11 millones de indocumentados. Pero frente a ello hay tendencias demográficas imparables: en Estados Unidos viven 56 millones de latinos, de los que alrededor de 33 millones son de origen mexicano. Estados Unidos es una nación de inmigrantes, cuya diversidad es su mayor fortaleza, como lo demuestra su historia.

27.3 millones de latinos podrían votar, siendo ya ciudadanos estadounidenses en las elecciones presidenciales del próximo 8 de noviembre. Nunca antes el voto latino fue tan grande, los mexicanos de origen son los más numerosos. Se trata de una cifra récord en una elección sumamente cerrada, por lo que el voto latino podría tener un peso crucial, sobre todo en ciertos estados. Pero no basta ser ciudadano estadounidense, también tienen que registrarse todos los que van a votar y luego acudir a las urnas. Los latinos tienen una responsabilidad mayor en el ejercicio de su voto para detener políticas xenófobas.

Pueden votar 27.3 millones de ciudadanos estadounidenses de origen latino, pero desafortunadamente hay un muy elevado índice de abstención. En la elección presidencial de 2012 podían votar 23.3 millones de ciudadanos de origen latino, votaron sólo 11.2 millones. Por eso llama el NY Times “a votar”, así, con esas palabras en español.

El electorado latino se diversifica y crece rápidamente. Para el año 2030 según Pew Research Center el electorado latino se duplicará, se trata de tendencias demográficas imparables. Tres factores explican ese crecimiento: la edad de la población latina, cada vez más jóvenes alcanzan la edad de votar; la naturalización a que tienen derecho después de tener visa de residente y de vivir allá más de 5 años, así como la inmigración. En 2016, los cinco estados con mayor porcentaje de voto latino entre los votantes potenciales son Nuevo México (40.4%), Texas (28.1%), Arizona (21.5%), California (20.8%) y Florida (18.5%), seguidos de Nevada (17.2%), Kansas y Colorado (14.5%).

Las tendencias de crecimiento demográfico, que Donald Trump no acepta, son una realidad. Los llamados a los supremacistas blancos no tienen sentido porque los cambios demográficos no se detendrán por el bully contra los latinos. Podría ser que por el contrario, esto acelere la obtención de ciudadanía a través de la naturalización de los que ya tienen derecho a ella, también es previsible un aumento de los registros para votar y una mayor afluencia a las urnas. Tiene gran importancia que en esta elección más latinos acudan a las urnas. En estados como Arizona y Florida, el voto latino puede triunfo o derrota. Todos los presidentes electos en Estados Unidos han ganado con el voto electoral de Florida, con excepción de uno.

En Estados Unidos las elecciones se definen, no por el voto popular, sino por el Colegio Electoral integrado por un cierto número de electores de cada estado definido de acuerdo con la cantidad de su población. California es el estado con más votos electorales.

El voto latino cuenta y puede pesar más que nunca en la elección presidencial de noviembre que en general se inclina hacia los demócratas y es posible que las políticas de Trump fortalezcan esa tendencia histórica. El voto latino ha interesado a anteriores candidatos que llegaron a la presidencia: republicanos o demócratas. NY Times recuerda el interés que tuvo John F. Kennedy que con el voto latino ganó una elección muy cerrada en 1960; la ganó también George W. Bush, quien fuera gobernador de Texas (segundo estado con más latinos) lo que lo sensibilizó hacia con los latinos, en la elección de 2004 obtuvo el 40% del voto latino.

En 2012 fue evidente la importancia del voto latino, Barack Obama fue reelecto para un segundo periodo con 71% del voto de esa minoría, Mitt Romney, el candidato del Partido Republicano, obtuvo sólo 27% de los votos de latinos. Entonces, no pocos estrategas republicanos consideraron que era necesario hacer cambios en su política electoral en relación con los latinos. Sin embargo, abandonaron pronto su interés por los latinos y se impuso en el Congreso con mayoría republicana en ambas Cámaras una política antiinmigrante, podría decirse incluso xenófoba. ¿Puede la política racista de Trump tener éxito, o la pueden convertir los latinos en un desastre para sus aspiraciones a la presidencia?

Chirla y otras organizaciones que trabajan a favor de los derechos de los latinos consideran que es posible detener las políticas racistas y xenófobas que Trump ha impulsado con la supremacía blanca, que ha fomentado la animadversión e incluso el odio hacia los mexicanos en particular, los latinos en general y los musulmanes.

Tal es el sentido del editorial de The New York Times que apoya a Hillary Clinton para la presidencia de Estados Unidos, como lo han hecho los principales periódicos de ese país donde es habitual que los medios se pronuncien por el candidato de su preferencia y llamen al voto. El voto en las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos
conlleva una responsabilidad enorme para los ciudadanos estadounidenses de origen latino y en particular de origen mexicano. Por el peso que podría tener en los resultados electorales. Cada voto cuenta.

Periodista y analista de temas internacionales

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