Hillary Clinton es ya la virtual candidata del Partido Demócrata; la Convención de julio formalizará su candidatura a la Presidencia de Estados Unidos. Orgullosamente, al hacerse del triunfo en las primarias del pasado súper martes, Hillary se convirtió en la primera mujer en la historia de su país que obtiene la candidatura a la Presidencia de uno de los dos grandes partidos. Obtuvo ya la mayoría del voto de los participantes en las primarias y cuenta con la inmensa mayoría de los votos de los súper delegados cuyo voto no está amarrado a ninguno de los precandidatos, pero que han manifestado su apoyo a Hillary Clinton. No hay duda, ella será la candidata del Partido Demócrata.

El pasado súper martes le quitó a Bernie Sanders la posibilidad de ser candidato. Realizó una exitosa campaña si se considera el importante apoyo popular, sobre todo de jóvenes, que despertó aquel oscuro senador por Vermont, prácticamente desconocido hasta hace más de un año. El martes pasado, al perder estrepitosamente Nueva Jersey y California, los dos principales estados en juego, Sanders prácticamente quedó fuera de la contienda presidencial. Sin embargo, mantener su campaña para las primarias en Washington DC fue su respetable decisión. Pero es evidente que su estrategia se derrumbó, ya que suponía que ganando California, el estado con mayor peso electoral, buscaría que lo apoyaran súper delegados para hacerse de la candidatura presidencial demócrata. California le quitó esa posibilidad. Además de que sería francamente una contradicción de Sanders buscar que los súper delegados votaran en contra del voto mayoritario que sostiene a Hillary Clinton. Sin duda, es difícil para Sanders reconocer la derrota y construir una nueva estrategia, pero no tiene otro camino porque jugaría a favor de Trump.

Con las primarias el martes pasado en siete estados, las campañas presidenciales entran en un nuevo escenario. Ya no es Hillary contra Sanders, sino Clinton contra Trump, un candidato de ultraderecha, sin experiencia política, irascible, inepto para gobernar Estados Unidos, que de llegar a la Presidencia abriría peligros internos y mundiales. El Partido Demócrata pasará a la unidad para ganar las elecciones, Sanders juega un papel importante en ese terreno. La resistencia de Sanders a reconocer el triunfo inapelable de Clinton es un error político y confunde a sus partidarios. Aunque se toma su tiempo en declarar su apoyo a la candidatura de Clinton, lo hará a su manera. En la actual situación, su tardanza puede ser interpretada, por quienes lo apoyan, como resistencia a asumir el nuevo papel que le corresponderá jugar. Sanders no niega el apoyo, lo retrasa, le cuesta reconocer su derrota, es un mal político porque no considera la importancia de los tiempos y la contundencia del peso de su decisión. La unidad de los demócratas no puede ser a medias tintas, pues los tiempos políticos en Estados Unidos no dan para eso.

El presidente Obama ya manifestó su apoyo a Hillary Clinton. Se reunió con Sanders, a petición de éste, quien afirmó que el martes por la noche habló con Clinton y la felicitó por su fuerte campaña; dijo que pronto se reuniría con Hillary para definir cómo trabajar juntos y derrotar a Donald Trump, con un gobierno que represente a todos “no sólo al 1%”. En fin, lo hará a su modo. El Partido Demócrata deberá integrar a su plataforma algunas de las políticas de Sanders, entre las que destacarían una política integral para abrir las oportunidades de estudios y trabajo a los jóvenes y, de manera notable, políticas para combatir la desigualdad y en contra del racismo y la violencia que pregona Trump.

Hoy Sanders debe entender que ya no enfrenta a Hillary Clinton, sino que el enemigo del Partido Demócrata y de la gobernabilidad y estabilidad política de Estados Unidos se llama Donald Trump. Trump no es más que el síntoma de un enfermedad, como afirmó Alfonso Cuarón. No es una epidemia, pero podría serlo de ganar las elecciones el magnate desorientado y extremo, quien, por cierto, irá también en contra de la política de su propio partido, el Republicano.

Le guste o no, Bernie Sanders debe reconocer que perdió la candidatura y apoyar Hillary Clinton, como político y demócrata consecuente.

Periodista y analista de temas internacionales

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