Sorprendió la noticia que se dio poco después del medio día de este jueves: elementos de la Marina y agentes de la Policía Federal abatieron al presunto líder del llamado Cártel de Tláhuac, durante un enfrentamiento en el suroriente de la Ciudad de México. A la luz del día, vehículos blindados incursionaron en una zona de la capital del país para encabezar un operativo en contra de una “organización delictiva extremadamente violenta”.

Las autoridades tenían ubicado al delincuente y fueron contra él. El despliegue cumplió con su misión, pero la Ciudad vivió escenas que se han presentado únicamente en zonas donde el poder de grupos delictivos es evidente. Luego del operativo, presuntos cómplices del criminal caído incendiaron vehículos y con ellos bloquearon vialidades.

Lo anterior es una muestra de que el reto en materia de seguridad se hace cada día más grande para las autoridades capitalinas.

La Ciudad de México ha vivido una ola de homicidios en las últimas semanas. En un artículo reciente el columnista de este diario Héctor de Mauleón reportó siete en una semana. Pero, sólo en su edición de ayer El Gráfico, diario de esta casa editorial, informa de seis hechos —en igual número de delegaciones— en los que pistoleros llegaron para liquidar a sus objetivos; no se trató de asaltos, sino de asesinatos perpetrados de manera directa contra blancos bien definidos. No se puede hablar de que la violencia está focalizada: los hechos ocurrieron en Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Cuauhtémoc, Iztapalapa, Miguel Hidalgo y Tlalpan.

Es en este momento cuando la espiral de violencia puede crecer sin control. Si no hay castigo para los autores de esas muertes, el crimen seguirá cometiendo actos de ese tipo. La impunidad es el principal abono para la comisión de delitos.

Lo preocupante para la capital del país es que grupos delictivos están acumulando poder suficiente para mostrar una virulencia similar a la que se ha visto en estados dominados por el poder del crimen organizado. Llámesele cárteles o narcomenudeo, estos grupos están comenzando a cambiar el rostro de una ciudad considerada un oasis en medio de la violencia.

Ante la situación en la CDMX, una de las apuestas deben ser las acciones de inteligencia. Expertos han puesto en duda si la estrategia de ir por las cabezas de los grupos delictivos es la correcta, pues consideran que únicamente genera más violencia por el choque que se produce en el interior de las bandas por el control de la organización. Sin embargo, operativos como el de ayer, en el que se mostró coordinación entre corporaciones federales y locales, apoyados en acciones de investigación, de campo y gabinete, son un buen principio para contener a la criminalidad.

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