Que las finanzas de cualquier persona o empresas mejoren 241% respecto al año anterior —sin hablar de herencias, premios o inyecciones de capital— es un signo de que el manejo económico en lo general se está realizando de manera correcta. Ese porcentaje fue el rendimiento que registró Petróleos Mexicanos en el primer trimestre de 2017.

Luego de un largo periodo de pérdidas, la llamada empresa productiva del Estado arroja resultados en números negros en dos trimestres consecutivos por primera vez en casi seis años.

Lo que viene ahora es de suma importancia. ¿Cómo se utilizará ese dinero? ¿Qué destino tendrá? Durante años Pemex fue literalmente exprimida debido a que así lo establecía la ley. Ahora que la normatividad cambió y que comienza a haber un viraje en las finanzas petroleras, es indispensable conocer hacia dónde se canalizarán esos recursos, que en el primer trimestre ascienden a casi 88 mil millones de pesos.

De la riqueza que generó Pemex a principios de este siglo poco queda, fueron años en los que el barril se cotizaba a más de 100 dólares y se producían hasta 3 millones de barriles diarios. El dinero que ingresó a las arcas públicas se utilizó en gasto corriente en lugar de destinarlo a exploración, refinación o mantenimiento de la red de ductos.

Además de ese cúmulo de deficiencias, la empresa aún tiene problemas que sortear. De inicio, lleva encima una pesada losa materializada en el oneroso costo de las pensiones de trabajadores petroleros. EL UNIVERSAL ha documentado que existe un grupo de 14 jubilados de Pemex que percibe mensualmente entre 238 mil y 362 mil pesos.

Otro asunto de inmediata atención es la sombra de corrupción en la que está envuelta por los presuntos casos de sobornos otorgados por las firmas brasileñas Odebrecht y Braskem. Por encontrarse en curso la investigación, no hay información disponible, pero apenas se emita la resolución, será necesario conocer los detalles del caso cualquiera que sea el final: el hallazgo de malos manejos por parte de funcionarios o el descarte de ello.

Pemex cayó en un bache y apenas ahora parece haber esperanza de que podrá salir de él. La situación se da en el momento en que tiene que demostrar competitividad frente a los nuevos jugadores que se suman al área energética. Ante estos trimestres consecutivos de números negros la apuesta de Petróleos Mexicanos debe ser transparentar el uso de cada peso, contar con un plan de inversión y enterrar para siempre la irresponsable época de irregularidades y de dispendio.

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