La fortaleza de las instituciones que arbitran procesos electorales radica principalmente en su credibilidad. Si algún contendiente sospecha que la autoridad en la materia falta a la parcialidad, la elección se ensucia y queda en entredicho. De ahí la importancia de que dichas instituciones sean capaces de ofrecer las debidas garantías para que la competencia electoral se lleve a cabo de forma transparente, justa y en condiciones de equidad.

En días pasados, tres de los cuatro principales candidatos al gobierno del Estado de México, todos ellos de oposición, manifestaron reservas respecto al papel del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) en el proceso, particularmente sobre el método de conteo rápido que se empleará el próximo 4 de junio, el día de la elección.

Ante ello, como publica hoy EL UNIVERSAL, el consejero presidente del IEEM, Pedro Zamudio Godínez, afirmó que ninguno de los representantes de los partidos políticos ante dicha institución ha manifestado desconfianza frente al procedimiento y defendió el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) que implementaron para este proceso electoral.

La transparencia con la que actúe el IEEM debe ser una condición para tener el respaldo de los partidos políticos y candidatos que compiten por los cargos en disputa en el Estado de México. Las reglas y procedimientos para los comicios se pactaron entre los participantes al inicio de la contienda, en conjunto con la autoridad electoral; dicho mecanismo no debe dar espacio a la incertidumbre.

El IEEM también está obligado a ofrecer garantías de imparcialidad, de que la contienda se realiza bajo condiciones de justicia, equidad y apertura. Según su responsabilidad, el Instituto debe tener una actuación ejemplar particularmente durante la jornada electoral. En sus manos está eliminar toda sospecha de arbitrariedad que se haya suscitado entre los competidores.

Los procesos electorales en la democracia mexicana permiten refrendar a los gobiernos por su buen desempeño o, por el contrario, facilitan la llegada de nuevas opciones partidistas frente a la insatisfacción social con el estado de cosas en un momento determinado. Por estas razones, es fundamental que tanto la institución calificadora de la elección como los contendientes se sujeten a las reglas y procedimientos establecidos.

El Estado de México es una entidad fundamental en el país, no solo por su relevancia política y electoral, sino por su situación geográfica, por lo que aporta a la economía nacional. Los participantes, autoridad y competidores, tienen el reto de que la civilidad se imponga frente a cualquier intento de desvirtuar la elección del domingo venidero. En esta coyuntura, el país se los requiere.

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