Para quienes participan en la política lo más fácil es prometer y ofrecer un “cambio” que dará al municipio, estado o país un nuevo periodo de progreso y de desarrollo. Con esa bandera muchos candidatos han obtenido triunfos, aunque al poco tiempo la realidad se impone y aquel que todo prometió se ve avasallado por los problemas del territorio que gobierna.

En Chihuahua comienza a darse una historia en ese sentido. En las elecciones del pasado 5 de junio de 2016 el ganador fue el panista Javier Corral, quien como legislador siempre fue un duro crítico del gobierno en turno, además de vender una imagen de político congruente, austero y recto. En los corrillos políticos llegó a definírsele como el más izquierdista del PAN; seguramente algo de eso influyó para que en su campaña recibiera apoyo de perredistas.

El pasado 4 de octubre asumió el cargo de gobernador de Chihuahua con compromisos que, después de transcurrir casi medio año, aún no se han cumplido.

Durante su campaña, el blanco principal de sus acusaciones fue su antecesor César Duarte, a quien siempre señaló como autor de actos de corrupción. Hasta ahora no se ha procedido penalmente contra el ex mandatario. Ante reclamos ciudadanos, el gobierno de Corral afirma que el expediente lo tiene la Procuraduría General de la República, mientras poco se ve de su administración contra ex funcionarios. De otra promesa poco se sabe: la de eliminar el fuero para el gobernador de Chihuahua.

Más grave aún es el clima de inseguridad. Durante muchos años la entidad fue rehén de los grupos criminales; con la intervención de los tres niveles de gobierno logró revertirse hasta finales del gobierno anterior, cuando los hechos delictivos repuntaron, tendencia que se ha consolidado en el gobierno de Corral.

El pasado fin de semana la delincuencia no descansó. Se registraron 14 homicidios dolosos en distintos puntos de la entidad norteña; mientras eso ocurría, Corral descansaba y jugaba golf en Mazatlán, a donde llegó en un avión privado. Otro hecho que viene a reforzar la situación de inseguridad se dio ayer con el asesinato de la periodista Miroslava Breach en la capital del estado.

Resolver los problemas de cualquier entidad, en especial los de inseguridad, reclama una atención permanente de la autoridad, sin distracciones. Los ciudadanos eligieron, ellos aportan los recursos y a ellos hay que ofrecer resultados.

Ejercer la crítica y luego pasar al otro lado del mostrador es oportunidad de demostrar la congruencia en el decir y el hacer, situación que parece estarse alejando de Javier Corral.

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