El auge inmobiliario que se ha vivido en la ciudad de México, al menos en lo que va del actual siglo, ha llevado los precios de la vivienda a niveles muy por arriba de lo que el habitante medio de la capital puede pagar en la adquisición de una casa. Por esta situación miles tomaron la decisión de abandonar la ciudad y mudarse al Estado de México, donde por un costo casi 50% menor pudieron adquirir un inmueble.

Mientras eso ocurría, diversos grupos optaron por otro medio: la invasión de predios. No se trataba de predios federales, zonas protegidas o de reserva, sino de inmuebles con dueños, pero que se encontraban en medio de litigios, abandonados o intestados. En ambos casos se constituye un ilícito, pero en el primero el afectado es la Ciudad de México y en la segunda una persona física o un grupo de personas.

El modus operandi es conocido: encuentran un predio que está abandonado o no tiene dueño y no está habitado, entran en la noche rompiendo candados, si hay algún velador cuidando la propiedad lo golpean y lo corren, viven alrededor de cinco años y después el líder de la organización lo vende a desarrolladoras.

En información que publica hoy EL UNIVERSAL se da cuenta de que en la delegación Cuauhtémoc hay 673 averiguaciones previas por el delito de despojo en Centro, Roma, Santa María la Ribera, Obrera, Juárez, Morelos y otras 27 colonias.

A raíz de la historia que presentó en este diario el periodista Héctor de Mauleón, la demarcación ha proporcionado amplios datos sobre el tema. Sin embargo, la Cuauhtémoc no tiene la exclusividad del problema ¿Cómo está la situación en el resto de las delegaciones? ¿Darán a conocer también información al respecto?

Aunque el edificio de la calle Benjamín Hill en la Condesa (revelado por De Mauleón) era utilizado por personas que trataban de ocultarse y no mostraban sus actividades, presumiblemente ilícitas, hay otros casos en los cuales las organizaciones publicitan sus acciones. En la colonia Santa María la Ribera, por ejemplo, el Bloque Urbano Popular, que tomó un predio, instaló lonas que lucen logos de la CDMX y del Instituto de Vivienda del Distrito Federal y en las cuales expresamente aclaran que se gestiona la expropiación del predio.

La Constitución marca en su artículo 4o. que toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa, pero la realidad es que —de manera especial en la Ciudad de México— se ha convertido en un bien cada vez más inalcanzable para una gran mayoría. Es cierto que se ha construido poca vivienda de interés social, pero el despojo vil no es la ruta correcta. Una revisión a los programas de vivienda es lo que se necesita.

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