Hasta el día de hoy el centro del debate sobre la educación del país ha sido la evaluación de los maestros, la cual sin duda es necesaria. Muy poco se ha hablado, en cambio, del tipo de enseñanza que las nuevas generaciones de este país deberían recibir. Para algunos ese enfoque tendría que ser el de “los valores”; para otros, quizá la prioridad es el aprendizaje científico; varios más querrán un eje ideológico para promover la “justicia social”. Es tan importante esa definición que no se le puede encomendar hacerla a un solo gobierno u organización.

A partir del martes, anunció ayer el secretario de Educación, Aurelio Nuño, se realizarán foros a nivel nacional en los que participarán todas las escuelas, maestros, académicos, autoridades locales, padres de familia, INEE, SNTE, pedagogos, sector privado y legisladores. El debate girará en torno a cuál debería ser el modelo educativo del siglo XXI.

Sobre la mesa la SEP puso siete propuestas de ámbitos del aprendizaje: lenguaje y comunicación; pensamiento crítico y reflexivo; convivencia y colaboración; desarrollo físico y emocional; México y el mundo; arte y cultura, y medio ambiente.

La propuesta incorpora actividades que promueven el desarrollo personal y social como las artísticas, culturales y deportivas, así como aquéllas que enseñen a regular las emociones y desarrollar valores para la convivencia,

Es un dato interesante a la luz de lo que las encuestas del Inegi han revelado de los mexicanos en los últimos años: desconfiamos de todos, incluso de nuestros vecinos. Hay una gran desunión entre los mexicanos.

Pero quizá el punto más importante es la oferta de “poner a la escuela al centro del sistema educativo”. ¿Qué significa esto? Idealmente: dotar a padres de familia, maestros y directores de cada escuela, de las herramientas necesarias para mejorar la enseñanza de los niños sin necesidad de tener que recorrer todo el escalafón de la burocracia gubernamental.

Hoy existe una enorme centralidad en la toma de decisiones educativas. La escuela tiene que sortear obstáculos sindicales y de gobierno para hacer hasta el más pequeño cambio. Algo tan sencillo como modificar el baño del colegio o comprar nuevo material didáctico implica tener que lidiar con varios intereses. La solución para hacer frente al problema, se plantea en la SEP, es crear verdaderas comunidades escolares, es decir, mayor autonomía de gestión.

En suma, el gobierno federal propone que sean todos los maestros y padres de familia quienes decidan hacia dónde irá el país en materia educativa. El problema será convencerlos de que tendrán ese poder. En manos de la SEP está demostrarlo.

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