En el mundo, los animales salvajes pueden ser vistos como seres cuyo valor es igual a cero, por lo que pueden ser cazados y su cabeza adornar residencias de millonarios excéntricos, o bien tener un elevadísimo costo en el mercado negro, por lo que serán extraídos vivos de su hábitat para ir a parar a circos, a propiedades de —una vez más— millonarios excéntricos que pagan por tener variedades de la especie de su predilección o, peor aún, a zoológicos.

Para su operación, muchos de los zoológicos en el mundo tienen acceso a recursos públicos por medio de partidas directas de presupuestos oficiales o por medio de asociaciones civiles que aportan dinero para su sobrevivencia. Por esta razón, en el momento que animales capturados de manera ilícita ingresan a ellos de manera legal —vía compra— es cuando el problema se torna grave. Ningún recurso público debe destinarse a engrosar los bolsillos de traficantes de especies.

Legisladores y expertos aseguran a EL UNIVERSAL que los zoológicos pueden estar contribuyendo al mercado ilegal de especies y exponen su argumento: la adquisición de animales, señalan, se hace por adjudicación directa. Los zoológicos del país pagan millones de pesos por diversos ejemplares, según los grupos de protección de animales. ¿Quiénes o qué organizaciones se benefician con la compra?

Los mismos grupos denuncian la muerte de más de 200 animales, desde 2012, principalmente mamíferos y aves. Los zoológicos han cobrado los seguros por las distintas muertes de animales que se han registrado y poco se ha informado de dichos decesos. En Chapultepec, en los últimos dos años han sido cinco los animales de especies protegidas que han fallecido, incluido el gorila Bantú, el caso más reciente y del cual EL UNIVERSAL dio amplia cobertura.

Ante señalamientos como los anteriores, todos los zoológicos están obligados a precisar y transparentar la compra de especies, la cual debe hacerse siempre con estrictos controles sobre el vendedor.

Por el lado federal, a menudo hay reportes de decomiso de ejemplares protegidos, pero pocas veces escuchamos la desarticulación de alguna red de traficantes. En México, el tráfico ilegal de animales salvajes es común, baste recordar las variedades que han sido decomisadas al narcotráfico, cuya donación ha servido para aumentar el número de especies que albergan los zoológicos del país.

El comercio ilegal de especies es un delito del que poco se conoce; ¿cuántos ingresos genera y cómo opera? No por tratarse de animales debe desdeñarse la investigación.

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