Médicos y trabajadores de servicios de salud protestaron ayer en varias ciudades del país con una consigna clara: “No somos dioses ni criminales, somos médicos”. Las manifestaciones son resultado de situaciones que se han presentado en los últimos años: desde inseguridad por la presencia de grupos criminales, amenazas de linchamientos en zonas marginadas, hasta el riesgo de ser encarcelados por presuntas negligencias.

Por esperar horas para ser atendidos en un servicio de urgencia, la imagen —desafortunada— que se tiene de las clínicas del sector público es de deficiencia y de un servicio poco humano, pero ¿cuál es la verdadera responsabilidad del personal que ahí labora y cuál la de un sistema que ha tenido un franco deterioro en las últimas décadas?

La población aumentó, pero ni la infraestructura ni el mantenimiento de los servicios de salud lo hicieron en la misma proporción. La carga de trabajo se multiplicó para los trabajadores, incrementando el riesgo de errores —que los ha habido— y de negligencias.

Por un caso ocurrido en Guadalajara hace dos años, en el que 16 médicos fueron acusados de homicidio culposo por la muerte de un niño, el sector se organizó desde entonces para exigir la creación de tribunales especializados que atiendan y revisen las eventuales negligencias médicas.

Entre los reclamos expresados ayer está el de que ni la Comisión Nacional de Arbitraje Médico ni funcionarios judiciales saben de procedimientos médicos, mientras los trabajadores del sector enfrentan demandas civiles o penales sin fundamento.

Otras peticiones fueron el cese de la criminalización de su profesión y la dotación de insumos y medicamentos en las unidades hospitalarias. ¿Cuántas muertes en hospitales se podrán evitar si las unidades de todo el país tuvieran sus equipos funcionando al 100%? Son incontables las historias de enfermos que tienen que esperar horas en sillas o en el piso mientras les asignan una cama.

La próxima universalización de los servicios, en el que cualquier paciente podrá hacer uso de IMSS, ISSSTE o de clínicas del sector salud abatirá rezagos en algunas zonas, pero podría representar la saturación en otras, lo que se traduciría en una mala atención médica y en el inevitable malestar ciudadano.

Pocos sectores como el de los médicos conocen las condiciones sociales reales de la población mexicana, gracias a su tarea diaria. Sus propuestas merecen ser escuchadas y atendidas. Es hora de sumar no de restar.

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