Hasta el 26 de febrero había en México 121 casos de zika confirmados, de los cuales 52 corresponden al estado de Oaxaca. La ciencia aún no ha querido establecer con certeza que dicho virus sea el causante de la microcefalia en miles de bebés en Latinoamérica; tampoco ha sido confirmado si el contagio puede ser sólo del mosquito que transmite el dengue y el chikungunya. Pese a todo lo anterior, mal harían los gobiernos en sentarse a esperar confirmaciones. Cuando de salud se trata, la prevención no sobra.

Pronto vendrá la primavera y con ella el inicio formal de la temporada de calor. Ante ello, el secretario de Salud, José Narro Robles, puso en marcha ayer la Primera Jornada Nacional de Lucha con las enfermedades del zika, dengue y chikungunya, cuyo objetivo es minimizar riesgos de transmisión y eliminar criaderos de mosquitos vía la participación de los tres niveles de gobierno, el sector privado y la población.

¿Por qué es necesario el involucramiento de tantos actores? Porque pese a toda la tecnología alcanzada en este siglo XXI, el método más efectivo para combatir las enfermedades transmitidas por mosquitos sigue siendo la erradicación de las fuentes de crianza: agua estancada en lugares urbanos que los habitantes de dichos lugares no limpian. No hay recursos que alcancen para hacer lo que, con la coordinación adecuada, sólo la gente puede hacer, desde despejar de basura las azoteas hasta reportar sitios de acumulación de agua.

Llama la atención que una medida de este calibre no haya sido anunciada antes. Significa que el problema del dengue y del chikungunya, presentes en el país desde mucho antes de la llegada del zika, fue subestimado por las autoridades de salud de su tiempo. O tal vez las campañas que en su momento realizaron no tuvieron el apoyo suficiente de otras instancias de gobierno como para difundir las acciones.

Es frecuente que sean ignoradas las llamadas “enfermedades de la pobreza”, ligadas a la situación de precariedad de las comunidades donde proliferan. Se les considera una prioridad sólo hasta que son noticia para el resto de las clases sociales. Eso fue lo ocurrido con el zika. Porque recordemos: de zika no ha muerto nadie, sí en cambio millones de personas en el pasado debido al dengue.

Parte de lo bueno de la campaña que inició ayer es que ésta se haya anunciado para su aplicación en todo el territorio nacional. Es interesante porque autoridades de salud y expertos han dicho en el pasado que el mosquito que transmite los tres virus no puede sobrevivir más allá de los mil 800 metros a nivel del mar. Significa que la medida preventiva va tan en serio que considera incluso los factores aún no probados, como la presencia del transmisor en la Ciudad de México y otras zonas.

Si todo se hace como se debe y aunque la búsqueda de vacuna continúe, la expansión del virus debería disminuir o al menos desacelerarse. Ese será el criterio de éxito de la campaña iniciada.

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