Hacía mucho tiempo que la contaminación atmosférica no era un tema de preocupación para los habitantes de la Ciudad de México. El programa Hoy no circula era tema de debate más por las molestias que ocasionaba a los dueños de los automóviles que por sus posibles efectos sobre los niveles de contaminantes en el aire. Sin embargo, todo cambió cuando el lunes se activó, por primera vez en 14 años, la Fase 1 de contingencia ambiental en la capital del país.

¿Qué detonó la mala calidad del aire? Una hipótesis atribuye el incremento en las partículas contaminantes al aumento de la circulación vehicular que vino con el revés que la Suprema Corte de Justicia dio al gobierno capitalino, luego de que éste endureciera el programa Hoy no circula en 2014. No hay consenso en este sentido, pues algunos señalan que la verificación dos veces por año para todos los automóviles en realidad tiene poco impacto sobre el ambiente.

Apenas en diciembre pasado el alcalde de Cuautitlán Izcalli, Víctor Estrada, por citar un ejemplo, dijo que la operación del Hoy no circula en ese municipio se pondría a consulta de la ciudadanía. Es decir, se daba por hecho que los beneficios de la aplicación del plan era rebatibles. Al final la intención quedó sólo en eso y a partir de marzo el programa en la localidad se reactivó luego de estar suspendido tres años. El problema es que esa misma reticencia a tener un mismo enfoque de combate a la contaminación permea a nivel estatal en la zona metropolitana. El aire contaminado que se estanca en el Valle de México, como se quejó el martes el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, no sólo proviene de los vehículos de la capital, sino de las emisiones generadas en los estados vecinos a la Ciudad.

“No hay un estudio de orden científico que pueda avalar que los aires van en un sentido o en otro y que lleguen a la ciudad”, respondió a su vez el secretario de Medio Ambiente del Estado de México. Incluso la entidad bloqueó la entrada de basura proveniente de la Ciudad, para recordarle que los desechos sólidos de la capital terminan en territorio vecino.

Ahora es la Federación la que interviene. El presidente Enrique Peña Nieto ordenó a la Secretaría de Medio Ambiente coordinarse con los gobiernos para definir una nueva norma que garantice la buena calidad del aire.

¿Era necesario llegar hasta este punto? En un mundo ideal las autoridades en Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Estado de México y en la capital del país tendrían que haber homologado una misma política desde que en 1992 el Valle de México fue considerado el territorio urbano más contaminado del mundo. No fue así porque el tema dejó de ser rentable para los políticos. Hoy se abre una oportunidad para terminar ese pendiente de hace 20 años.

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