Era narcotraficante en México, encarcelado varias veces por ello. Hoy es un próspero empresario en Estados Unidos. En ambos casos el negocio es la venta de marihuana. La historia completa se publica hoy en las páginas de este diario. Qué paradoja. Se gastaron recursos públicos mexicanos para perseguirlo a partir de una política prohibicionista dictada por el país vecino en los años 70... ahora es Estados Unidos el que se beneficia del negocio legal de la droga, mientras aquí continuamos gastando dinero y vidas humanas en una doctrina que ni siquiera su creador sigue.

¿En qué momento México interiorizó la política dictada por Richard Nixon y la convirtió en una cruzada moral propia? La resistencia a la legalización sobrepasa el ámbito gubernamental. Las encuestas realizadas en años recientes muestran que en promedio 8 de cada 10 mexicanos se oponen a su uso recreativo. Menos reacios son los connacionales al uso medicinal; sin embargo, todavía estamos lejos de Estados Unidos, donde casi la mitad de los estados de ese país tienen ya legislaciones que permiten esa última modalidad.

La respuesta de los opositores a la legalización suele ser que el país tiene problemas mayores que atender como la pobreza y la seguridad. Desestiman que abordar el tema de las drogas recreativas desde un enfoque de salud pública —no con una perspectiva policiaca— es parte del combate a la degradación social que ocasiona el tráfico ilegal de marihuana. En este momento hay jóvenes muriendo en las calles de las ciudades por la guerra que tienen con grupos opositores en la búsqueda de ganar el mercado clandestino.

¿La legalización aumentará el consumo en niños y jóvenes? No ha ocurrido así en todos los países donde se ha permitido el uso con regulación estatal. La prohibición, en cambio, al menos en el caso de México, ha fracasado en inhibir el uso de drogas ilícitas. El consumo de éstas entre estudiantes de entre 10 a 18 años en el país se duplicó en los últimos 23 años, al pasar de 8.2% en 1991 a 17.2% en 2014, siendo la marihuana la sustancia más popular en dicho sector. Son datos revelados apenas hace una semana durante la presentación de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes (Encode).

En octubre pasado el controvertido aspirante republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que en caso de llegar al cargo permitiría a cada estado decidir sobre la legalización de la marihuana. Incluso se ha manifestado a favor de su uso medicinal. Una posición más progresista que la de muchos mexicanos. Sirva el ejemplo para dimensionar la distancia que hasta la parte más atrasada del mundo occidental ha tomado respecto del duro prejuicio nacional.

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